Genaro López, exsecretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), está encarcelado en el pabellón C de máxima seguridad de La Nueva Joya, un espacio reservado para reclusos condenados por delitos de alta peligrosidad, con estrictos controles y vigilancia reforzada.
Allí no hay margen para el movimiento libre ni espacio para el contacto humano más allá de lo estrictamente necesario.
De acuerdo con uno de los abogados del sindicato consultado por este medio, sus vecinos de pabellón no son detenidos comunes: están condenados por crímenes que estremecieron a la opinión pública, aunque prefirió omitir detalles por temas de seguridad.
Sin embargo, en el pabellón C de máxima seguridad se encuentran personas condenadas por algunos de los delitos más violentos y notorios registrados en el país. Entre ellos figuran los dos responsables de la masacre del búnker, ocurrida en 2020 en Colón, donde siete jóvenes fueron asesinados en un hecho que conmocionó a la nación. También hay internos vinculados a organizaciones criminales y pandillas, algunos con condenas por homicidios múltiples, femicidios y delitos violentos de alto impacto.

Se trata de un entorno carcelario especialmente rígido y hostil. Hasta ahora, según sus abogados, López ha sido tratado con respeto por los demás reclusos. En ese pabellón también está Jaime Caballero, otro de los dirigentes del Suntracs, investigado por la supuesta comisión del delito de blanqueo de capitales.
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Las reglas del pabellón C son inflexibles. No puede recibir comida preparada ni entregada por sus familiares. Tampoco puede comprar productos de higiene en los quioscos internos. Su contacto con el exterior está limitado a una visita familiar al mes, y su comunicación depende exclusivamente de sus abogados, quienes deben tramitar autorizaciones complejas para ingresar objetos básicos como libros o ropa.

El Código Da Vinci
Sus abogados le llevaron un libro: El código Da Vinci, una novela de misterio y suspenso escrita por Dan Brown. Publicada en 2003, gira en torno a una conspiración religiosa relacionada con el Santo Grial. La historia comienza con el asesinato del conservador del Museo del Louvre, en París, y lleva al protagonista, el profesor de simbología Robert Langdon, junto a la criptóloga Sophie Neveu, a seguir una serie de pistas ocultas en obras de arte, arquitectura y símbolos religiosos.

“Eso y unas pastillas para la hipertensión. Nada más. Cualquier artículo debe pasar por un control minucioso y, muchas veces, arbitrario”, narró el jurista entrevistado por La Prensa.
El aislamiento al que está sometido es casi total. Por el momento, no se le permite salir al patio ni tener acceso a la luz solar, una restricción que, según sus abogados, podría flexibilizarse más adelante.
“Está solo, pero no en términos físicos, sino en cuanto a garantías. Es una reclusión que parece buscar castigo antes de que haya condena. Su audiencia de apelación es el 5 de junio. Hasta entonces, está bajo un régimen que limita sus derechos sin justificación judicial”, advirtió el abogado.
El caso
López se encontraba detenido en la celda temporal de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) desde el jueves 22 de mayo, cuando se entregó voluntariamente al Ministerio Público. La entidad lo investiga por un caso relacionado con un conflicto laboral en el proyecto turístico Red Frog Beach Club, ubicado en isla Bastimentos, Bocas del Toro.
No obstante, el lunes 26 de mayo, apenas dos días después de que un juez de garantías legalizara su aprehensión e imputara cargos por la presunta comisión de los delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales, asociación ilícita para delinquir y falsificación de documentos, fue trasladado a La Nueva Joya.
Múltiples voces han cuestionado su movilización al penal que alberga a condenados por delitos graves como homicidio, narcotráfico y pandillerismo.
La versión del Ministerio de Gobierno
El Ministerio de Gobierno publicó recientemente un comunicado en el que asegura que La Nueva Joya “cumple con los estándares internacionales mínimos” para los centros penitenciarios. Sin embargo, para la defensa, ese mensaje es contradictorio con la realidad.

“No hay una clasificación penitenciaria funcional en Panamá. No se distingue entre personas condenadas o en proceso, peligrosas o no. A López lo recluyeron en un entorno inadecuado, bajo condiciones de aislamiento extremo, sin justificación legal y en un momento de evidente tensión social”, advirtió su abogado.
Sin embargo, las condiciones en la DIJ tampoco eran las más óptimas. López estaba encerrado en una celda de cinco metros cuadrados (2.25 m x 2.25 m), sin ventilación y oscura.
El equipo legal del sindicalista apeló la orden de detención. El próximo 5 de junio se realizará una audiencia para revisar el caso. Mientras tanto, Genaro López permanece encerrado, leyendo un libro en una celda de La Nueva Joya.
Afuera, el país debate su caso entre posturas polarizadas.