Un pedazo de cemento cayó del techo y golpeó la espalda de una estudiante en el colegio Elena Chávez de Pinate, en Juan Díaz, en 2023. El Ministerio de Educación (Meduca), luego de inspeccionar las deterioradas estructuras del plantel, anunció que había que demolerlo.
Casi dos años después, la escuela sigue en pie.
Los dos edificios principales fueron clausurados por orden del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), lo que obligó al Meduca a reubicar a 2,100 estudiantes en aulas improvisadas: se colocaron módulos en la cancha de juegos y en un área pequeña frente a la cafetería. Se ajustó el horario de clases (a solo tres días de la semana) y las autoridades aseguraron que todo eso sería un “paliativo”, mientras se buscaba un local para alquilar en un centro comercial y se licitaba la construcción de una nueva sede.
Hasta el momento, ninguna de esas promesas se ha concretado. El próximo 10 de marzo, cuando inicie el año lectivo 2025, los estudiantes del colegio Elena Chávez de Pinate regresarán a esos módulos sin ventanas.
A finales de la semana pasada, algunas de esas aulas improvisadas tenían huecos en las paredes, los cuales fueron tapados por el Meduca tras la insistencia de la dirección del plantel.
También se realizó el mantenimiento de los aires acondicionados, pero el ruido de sus extractores es ensordecedor.
La directora Keysi Caballero reconoció que hay una creciente incertidumbre, pues no se aprueban los planos para que los estudiantes sean reubicados en un centro comercial y el Meduca no avanza en el acto público para adjudicar la construcción del nuevo edificio.
La licitación, cuyo precio de referencia es de $17.2 millones, se encuentra en PanamaCompra desde diciembre de 2024.
Mientras tanto, en el área administrativa del colegio también podría ocurrir un colapso. “Estamos aquí bajo nuestro propio riesgo, porque no hay otro lugar”, advirtió la directora.
Un muro a punto de caer
En el Centro de Orientación Infantil y Familiar (COIF) Soy Feliz, que administra el Meduca en Parque Lefevre, los problemas estructurales ponen en peligro a los niños de maternal, prekínder y kínder. Filtraciones de agua en el techo, grietas en las paredes e inundaciones de aguas servidas han generado enfermedades estomacales y alergias en los menores, denunciaron padres de familia.
El mayor riesgo es el muro perimetral, inclinado hacia aulas donde hay niños de dos y tres años de edad.

“Hemos pedido soluciones, pero las administraciones pasan y el problema sigue”, denunció uno de los padres de familia con quien La Prensa conversó. El entrevistado agregó que en seis ocasiones ha habido inundaciones con excrementos.
La Prensa intentó conocer las condiciones estructurales del COIF Soy Feliz y obtener declaraciones de su directora, Carmen Quiroz, pero esta se negó a permitir el ingreso.
“El Meduca está al tanto”, aseguró Quiroz.
Atribuyó las inundaciones, que han afectado a 1,100 niños, a la acumulación de basura en las alcantarillas.
Sin embargo, dentro del COIF, las condiciones son alarmantes, como revelan imágenes: una cocina deteriorada y el cielo raso que se cae a pedazos.
Paradójicamente, en la planta alta del edificio hay siete salones en mejor estado que no se utilizan, pertenecientes a la Fundación Mujer, Familia y Comunidad (Mufaco), presidida por la exlegisladora Olivia de Pomares.
La Prensa llamó a los números de teléfono que se promocionan desde 2016 en la cuenta de Facebook de la fundación, pero ninguno está activo.
Una década de problemas
“Tenemos que poner tanques en el salón para que los niños no se mojen cuando llueve. Caen chorros” de agua, relató el maestro Patricio Nuñez, director encargado de la escuela Carmen Solé Bosh, en San Pedro 2, Juan Díaz.
“Llevamos 10 años intentando arreglar el techo sin éxito”, agregó.
La escuela tiene una matrícula de 419 estudiantes; la mayoría proviene de hogares con problemas socioeconómicos.
El plantel recibe $25,000 del Fondo de Equidad y Calidad de la Educación (FECE), que recibe en tres partidas anuales. Esa cantidad resulta insuficiente, por lo que pidió ayuda al Meduca para la construcción de un gimnasio techado.
La escuela también ha sido vandalizada. Los ladrones cortaron la cerca para robar computadoras y hasta parte del sistema eléctrico, dejando a los niños expuestos al peligro de caer por un precipicio.
Además, el problema eléctrico es tan grave que, si conectan un aire acondicionado, se afecta suministro en todo el colegio.
Además, los baños están deteriorados y necesitan ser ampliados para atender a la creciente población estudiantil.
En el patio hay una situación inusual: unos vecinos retiraron un pedazo de la cerca perimetral para ampliar su casa, ocupando así terrenos del colegio.
Otro problema crítico es la falta de personal: una sola persona se encarga de la limpieza y de las tareas de la cocina, una realidad que se repite en muchos centros educativos.
Infraestructura en ruinas y respuestas tardías
La Comisión de Educación de la Asamblea Nacional (AN) recorrió recientemente el Colegio de Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega y encontró un escenario preocupante: talleres a punto de colapsar, maquinaria en mal estado y techos deteriorados.

A menos de dos meses del inicio de clases, los baños no sirven, las baldosas han sido retiradas y hay hacinamiento en los salones técnicos.
Durante el recorrido, la viceministra de Infraestructura del Meduca, Delia Herrera, responsabilizó a los directores de los colegios por “no utilizar el FECE a tiempo para mantenimiento preventivo”.
Sin embargo, para recibir fondos del FECE, hay que elaborar un informe. Y si ese informe tiene fecha de más de tres meses, no se acepta, dijo Herrera. Eso limita el uso del FECE.
La Prensa intentó conocer la opinión de Herrera sobre las condiciones de los centros educativos y el peligro que algunos representan, pero no respondió llamadas ni mensajes.
El diputado independiente Jorge Bloise anunció que presentará un proyecto de reforma para modificar el periodo fiscal del presupuesto del Meduca, permitiendo que los fondos estén disponibles durante todo el año y se separe la educación “de la politiquería”.
“Le presentamos esta propuesta a la ministra [de Educación, Lucy Molinar], pero lastimosamente no recibimos una respuesta positiva”, señaló Bloise, quien dijo haber recorrido 30 centros educativos de su circuito, encontrándose con graves problemas de seguridad e infraestructura.
Los centros educativos visitados por La Prensa reflejan una realidad desoladora: escuelas abandonadas, estudiantes en peligro y autoridades que responden con lentitud o no lo hacen, mientras el tiempo se agota para hacer las reparaciones.