La región de Azuero enfrenta uno de los mayores problemas ambientales de Panamá: los vertederos a cielo abierto. Estos basureros, que operan sin control ni medidas de seguridad adecuadas, no solo afectan el paisaje, sino que ponen en riesgo la salud pública de miles de personas y contaminan los recursos naturales de la zona. Aunque el gobierno ha comenzado a tomar medidas, el problema persiste y exige soluciones urgentes.
En Azuero, más de cinco vertederos han superado su vida útil y siguen funcionando sin las mínimas condiciones de seguridad. La situación, de no abordarse, podría tener consecuencias devastadoras para el ecosistema y la salud de los habitantes.
“Los vertederos a cielo abierto representan una grave amenaza para la salud y el medio ambiente. Es urgente que tomemos acciones para cerrarlos y rehabilitar las zonas afectadas”, comentó Juan Carlos Navarro, ministro de Ambiente.
Ante esta situación, el Ministerio de Ambiente (Miambiente) y la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD) han implementado un plan de modernización para mejorar la gestión de residuos y reducir el impacto ambiental de los vertederos. “Estamos trabajando para transformar la gestión de residuos en Azuero, cerrando los vertederos más contaminados y restaurando los ecosistemas dañados”, añadió el ministro Navarro.
Uno de los logros más significativos ha sido el cierre definitivo del vertedero de Macaracas, uno de los más contaminados de la región. Actualmente, se lleva a cabo un proceso de restauración ambiental y reforestación para recuperar la zona afectada.
Además, los vertederos de Las Tablas y Guararé están siendo adecuadamente gestionados para extender su vida útil entre 18 y 24 meses, mientras se trabaja en la construcción de un vertedero regional que centralice la disposición de residuos en la región.
“El vertedero regional será crucial para centralizar los residuos y aliviar la presión sobre los vertederos existentes”, señaló Navarro, quien destacó que este vertedero centralizado contribuirá a un manejo más eficiente y sostenible de los desechos en toda la región. Sin embargo, Navarro no precisó su ubicación.
Un aspecto clave en este proceso es la protección de los ecosistemas cercanos. En áreas como Los Santos, donde los vertederos se encuentran cerca de manglares, se están tomando medidas estrictas para evitar daños a estos ecosistemas vitales. “Estamos implementando trincheras elevadas y cubriendo los desechos con arcilla para evitar que la contaminación afecte el ambiente, especialmente los manglares, que son cruciales para la biodiversidad”, explicó el ministro.

Pedasí: el reto del turismo y los residuos
El municipio de Pedasí, conocido por su creciente atractivo turístico, enfrenta un reto adicional: el aumento de residuos debido a la llegada masiva de turistas. Aunque el desarrollo turístico es positivo para la economía local, el volumen de desechos ha aumentado significativamente, lo que pone presión sobre la infraestructura de manejo de residuos. “El desafío de Pedasí es cómo gestionar el crecimiento turístico sin que la acumulación de residuos afecte la calidad de vida de sus habitantes”, expresó Navarro, refiriéndose a la necesidad de un plan de saneamiento adecuado para este municipio.
El proceso de modernización enfrenta varios obstáculos. La falta de infraestructura en zonas rurales, la necesidad de inversiones sustanciales y la concientización limitada sobre la importancia del reciclaje son algunos de los principales desafíos. Si bien se están dando pasos importantes, como la construcción del vertedero regional, se necesita un esfuerzo conjunto para fomentar una cultura de reciclaje y garantizar que la gestión de residuos se haga de manera sostenible.

El gobierno de Panamá está comprometido en resolver este problema, pero también es crucial que las comunidades, el sector privado y las autoridades locales trabajen juntos para que los avances sean sostenibles a largo plazo. “La solución a largo plazo pasa por un esfuerzo conjunto. Debemos involucrar a todos los sectores para que la gestión de residuos sea eficiente, sostenible y responsable”, subrayó Juan Carlos Navarro.
Un futuro más limpio y saludable
El cierre de vertederos y la restauración ambiental de las zonas afectadas es solo el primer paso. La verdadera solución pasa por la implementación de un sistema de reciclaje eficaz y un modelo de gestión de residuos sostenible. “Lo que necesitamos es un sistema de reciclaje robusto que permita a las comunidades gestionar mejor sus residuos, y un modelo de gestión de residuos que garantice que Azuero avance hacia un desarrollo más limpio y saludable”, concluyó Navarro.
Para lograrlo, es fundamental la colaboración entre las autoridades, la población local y las empresas privadas. Si se logran estas metas, Azuero no solo tendrá un futuro más limpio, sino también más saludable para sus habitantes.
La transformación de la región depende de la acción conjunta de todos los sectores involucrados. Solo con un esfuerzo coordinado será posible reducir los impactos de los vertederos a cielo abierto y asegurar que Azuero pueda avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible.


