La 27.ª reunión del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico (SBSTTA 27) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), que se desarrolla en Panamá, tiene como objetivo fortalecer la base científica que orientará las decisiones globales para frenar la pérdida de biodiversidad y enfrentar la crisis climática.
Durante el congreso, los representantes de los 196 países miembros del CDB han revisado los avances científicos y técnicos en la aplicación del marco global de la COP30, que busca revertir la pérdida de biodiversidad antes de 2030.

En el caso de Panamá, se ha solicitado que se garantice un acceso más rápido y equitativo a los fondos internacionales destinados a enfrentar la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático.
Así lo señaló el subdirector de Investigación y Desarrollo de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), Ediner Fuentes Campos, quien explicó que en el encuentro se abordan temas clave como la relación entre biodiversidad y agricultura, el control de especies invasoras, la evaluación ambiental de organismos genéticamente modificados y las conexiones entre los convenios de biodiversidad, desertificación y cambio climático.
Durante la reunión sobre biodiversidad, los países participantes analizaron la relación entre la agricultura y la conservación de los ecosistemas, destacando cómo el avance de la frontera agrícola afecta la cobertura forestal y la biodiversidad de microorganismos y hongos.
El país también enfatizó la importancia de evaluar los riesgos ambientales de organismos genéticamente modificados y de implementar estrategias de control de especies invasoras, especialmente en islas y zonas sensibles del territorio nacional, donde el impacto de estos factores es más crítico debido al cruce de grandes áreas de desarrollo.
Fuentes destacó que Panamá busca integrar los convenios internacionales de biodiversidad, conectando sus indicadores y priorizando la acción concreta. Se propone destinar recursos a la gestión de capacidades, la transferencia de tecnología y la formación de talento humano, asegurando la participación de pueblos indígenas, comunidades y del sector académico para decisiones basadas en evidencia científica.
“Panamá ha sido muy clara: debemos reducir los costos operativos de los convenios y avanzar hacia la acción real, destinando los recursos a formación de talento humano, transferencia de tecnología y fortalecimiento de capacidades”, afirmó Fuentes.
El funcionario señaló que la posición de Panamá se centra en tres ejes principales: integrar la ciencia en la toma de decisiones, asegurando la participación de comunidades indígenas, academia y sectores técnicos; reestructurar los mecanismos de financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, de modo que los países en desarrollo puedan acceder a recursos de forma más rápida; y fomentar la creación de un nuevo fondo de financiamiento exclusivo que garantice la sostenibilidad de las metas globales de biodiversidad hasta 2050.
Fuentes explicó que, actualmente, los procesos de aprobación de financiamiento internacional pueden demorar hasta tres años, lo cual impide responder a las necesidades urgentes de conservación y adaptación climática.
“La acción climática no puede esperar dos años. Necesitamos recursos inmediatos para reducir la pérdida de especies y fortalecer las capacidades nacionales”, subrayó.
El representante de SENACYT recordó que Panamá ha mantenido una participación activa en estos espacios desde la COP 14 en 2016, defendiendo la necesidad de acciones sinérgicas entre convenios y agencias internacionales como la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Asimismo, insistió en que el país busca transparencia y equidad en la toma de decisiones del GEF, dado que la representación actual es desigual y limita el acceso de regiones como Mesoamérica.
“No se trata de falta de capacidad. Tenemos el talento, las instituciones y la experiencia. El problema es la lentitud y desigualdad en los procesos de acceso a los fondos”, puntualizó Fuentes.
El encuentro internacional busca definir estrategias para cumplir con las Metas de Kunming-Montreal al 2030, que reemplazan a las metas de Aichi (vigentes hasta 2020), y establecer una hoja de ruta hasta 2050. Sin embargo, Panamá advierte que, sin una reforma financiera y un compromiso real de los países desarrollados, el cumplimiento de esas metas podría verse comprometido.
“Gastamos millones en reuniones que podrían destinarse a proyectos en campo. Es momento de priorizar la acción y la gestión de capacidades sobre los informes y los manuales”, concluyó Fuentes.
Por su parte, durante la inauguración del congreso realizado el pasado 20 de octubre, el titular del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), Juan Carlos Navarro, afirmó que “para Panamá, ser país anfitrión tiene un valor especial, ya que además de participar como Estado Parte del CDB, actuamos como facilitadores de consensos internacionales, consolidándonos como líder regional en materia ambiental y contribuyendo a la agenda global de biodiversidad.

Por ello, Panamá hace un llamado urgente a acelerar las acciones de conservación y protección de la biodiversidad en el terreno, para salvaguardar el patrimonio natural del planeta del cual depende la vida humana.”


