En un mundo cada vez más incierto y competitivo, América Latina se encuentra en una posición estratégica clave. La región posee abundantes recursos naturales esenciales para la economía global, pero enfrenta desafíos que amenazan su estabilidad y desarrollo.
Este fue el eje de la conversación de Laura Richardson, general retirada del ejército de los Estados Unidos, quien participó en el Foro Económico Internacional de América Latina y el Caribe 2025, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).
Con vastas reservas de agua, tierras cultivables y minerales estratégicos, América Latina es una fuente vital de alimentos y materias primas para el mundo.
La región produce más del 30% del azúcar y el maíz global, posee el 60% de las reservas de litio y el 30% del cobre, elementos esenciales para la tecnología y la transición energética. Además, la Amazonia, el pulmón verde del planeta, subraya la importancia ecológica de la zona.
Sin embargo, a pesar de su riqueza, la región no ha logrado beneficiarse plenamente de sus propios recursos. Persisten problemas estructurales como el acceso limitado a nuevas tecnologías, la falta de infraestructura adecuada y un crecimiento económico inferior al promedio mundial.
Se proyecta que América Latina crezca solo un 2.4% frente al 3.3% global, lo que pone en evidencia la necesidad de estrategias para impulsar su desarrollo.
Richardson habló de estos temas, al tiempo que mencionaba las amenazas externas y el papel que juegan en la estabilidad regional. En este sentido, advirtió sobre la influencia de regímenes autoritarios como China, Rusia y Corea del Norte, los cuales buscan socavar el orden internacional.
Además, destacó la crisis humanitaria en Venezuela ha generado un éxodo de más de 8 millones de personas, incrementando la presión migratoria en toda la región.
El cambio climático es otro factor determinante. Sequías, aumento del nivel del mar y deforestación impactan directamente en la seguridad y la economía latinoamericana.
La lucha contra el crimen organizado y el tráfico de personas son desafíos adicionales que requieren cooperación internacional y políticas efectivas de seguridad.
Para afrontar estos retos, Richardson enfatizó la importancia de fortalecer la democracia y la unidad en el hemisferio.
A su juicio, será imperante que la región evite la fragmentación política e instó a la implementación de iniciativas económicas que permitan una recuperación sostenible y un desarrollo equitativo.