Política

Sábado picante: Guido J. Martinelli, el representante personal de José Raúl Mulino

Guido Martinelli. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, en una conferencia de prensa. LP Isaac Ortega

El año pasado, un día después de la Navidad, el Consejo de Gabinete aprobó el Plan Estratégico de Gobierno (2025-2029). Son 147 páginas que al final resumen las inversiones por institución. Pero el plan no dice una palabra sobre nuestras relaciones exteriores, por lo que estamos completamente a ciegas en ese tema, justo cuando Donald Trump amenaza a Panamá.

Todos los gobiernos –incluso el actual– toman a la ligera los nombramientos en el servicio exterior. Hasta venden y subastan embajadas y consulados por financiamiento electoral. Y es obvio que no es todo lo que venden ni todo lo que obsequian ni todo con los que premian.

El presidente Mulino cumple a rajatabla la tradición de nombrar amigos y parientes… y a un montón más, cuyas designaciones responden a diversos motivos: pagar favores, estudios o vacaciones, hoja de vida. Otros recogen dinero para repartirlo en Panamá y, de paso, se quedan con algo; copartidarios y otros por negocios personales. Nuestro servicio exterior es de todo, menos profesional.

Mulino no dio un buen ejemplo al nombrar a un hermano. Entre las razones para hacerlo, dijo que él perdió varios trabajos cuando el gobernante estuvo preso, justo por ser su hermano. O sea, ¿lo nombró para compensar su mala fortuna? Otra razón para hacerlo, dijo, es que “usualmente el embajador del país es un representante personal del presidente de la República, y en esa función se agradece mucho que alguien de la más alta cercanía con el presidente represente los intereses de mi país...”.

Basado en sus palabras, tengo que preguntarle a Mulino ¿si Guido J. Martinelli es tan cercano a usted, que sin importar que haya hecho en la Asamblea un ridículo inmortal, lo nombrará sí o sí en Londres como su representante personal?

Si lo hace, no olvide, señor Mulino, que aunque usted puede nombrar a quien quiera, en el servicio exterior esa gente no solo lo representan a usted, sino a todo el país. No basta la buena preparación, como alega el canciller, Javier Martínez Hacha. Un ejemplo de muchísimos: Ricardo Alberto Martinelli Linares, graduado de prestigiosas universidades de Inglaterra (London School of Economics y London Business School) terminó preso y confeso en Estados Unidos por recibir sobornos. La academia no basta para ocupar un cargo público si la persona es un miserable pillo.

Es un disparate que Guido J. Martinelli y varios otros representen al país por lazos familiares con el Presidente, amistad, influencias o porque tienen un plan de trabajo. Si es por planes, el que aprobó el Gabinete es meramente aspiracional, y si es por aspiraciones, el papel lo aguanta todo. Pero pregunto: Si el gobierno tiene su plan estratégico y a cada persona designada para ocupar una embajada se le pide un plan, ¿cómo es que no hay una palabra de eso en el plan estratégico del Gobierno? ¿O es que es solo un trámite para conseguir un salario grotesco a cambio de nada? Señor Mulino, cada vez más usted se parece a los que más critica.