Gustavo Herrera llegó con paso firme y mirada resuelta, como quien no teme decir lo que otros apenas murmuran. En medio de un país agitado por bloqueos, parálisis laboral y un clima social cada vez más tenso, el secretario de defensa de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Untraics) decidió alzar la voz para marcar distancias.
No con la clase política ni con los empresarios, sino con sus propios pares: los otros sindicatos, en especial el poderoso y polémico Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs).
“Aquí no funciona el caciquismo sindical. Aquí funciona la democracia sindical”, soltó con tono enfático sobre la organización de la cual forma parte.
Explicó que el auge de la industria de la construcción no solo ha dejado torres de concreto y puentes colosales, sino también una selva sindical en expansión. Con más de 52 mil millones de dólares en inversión y una proyección de hasta 250 mil empleos, el sector es un imán para nuevas organizaciones. “El primero fue el Suntracs, con más de 50 años, pero también surgimos nosotros en 2007”, dijo, reivindicando la existencia de Untraics como respuesta legítima a otra forma de hacer sindicalismo.
Cuotas sindicales
Según Herrera, la semilla de Untraics germinó durante la ampliación del Canal. “Ahí empezó la división con el Suntracs. Nosotros apoyamos ese megaproyecto y muchos pudimos llevar pan a la mesa gracias a él”, recordó con una mezcla de orgullo y reproche.
Así lo resumió al hablar de las cuotas sindicales: “Nuestros trabajadores exigieron desde el inicio que fuera del 1 %, no del 2 %. Aquí todo se consulta con la base”. Cada palabra apuntaba a desmontar la imagen del sindicalismo vertical. También dijo que sus convenciones colectivas suelen ser más ventajosas. “Estamos cinco o diez centavos por encima del Suntracs y con una cuota más baja”, remató.
El contraste se extendió al estilo de liderazgo. Herrera lo definió como horizontal, participativo, opuesto a lo que describe como “estructuras autoritarias” en otras agrupaciones. “No es la opinión del secretario la que manda. Cada hombre y cada mujer en la construcción tiene voz”, insistió, como quien declina la figura del caudillo y abraza la de un vocero de las bases.
Gustavo Herrera, secretario de defensa de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Untraics), aclaró que no todos los obreros de la construcción en Panamá responden a la línea de acción del poderoso Sindicato Único de Trabajadores de la… pic.twitter.com/HeiRQXzRBU
— La Prensa Panamá (@prensacom) May 30, 2025
Aunque el Suntracs acapara cámaras, micrófonos y pancartas, Herrera advierte que esa visibilidad no equivale a representatividad. “No todos somos Suntracs. Eso ha sido producto de la mediatización. Tienen recursos, redes, estrategia de marketing”, dijo, desmontando la idea de un gremio único, hegemónico y sin matices.
¿Sindicatos amarillos?
Cuando se le mencionó la etiqueta de “sindicato amarillo”, no titubeó. “Eso es una concepción histórica. Si ser amarillo es lograr mejores salarios sin cerrar calles, entonces pónganme el color que quieran”, respondió, desafiando los estigmas con un tono combativo.
Tampoco esquivó las acusaciones de vínculos políticos que a menudo salpican a los sindicatos. Herrera fue categórico: “No podemos mezclar las reivindicaciones sociales con el proselitismo político. El sindicato no es una pasarela política para quien aspira a ser presidente”. Fue una crítica directa a figuras que, según él, han cruzado la delgada línea entre líder gremial y candidato en campaña.
Herrera defendió el derecho a protestar, pero hizo un llamado a la responsabilidad. “Una protesta no puede atentar contra la vida, la honra ni los bienes de los demás, ni siquiera de los policías”, advirtió. Rechazó la violencia y lamentó que el caos de las calles termine manchando a todos por igual. “No todos los que llevan casco y chaleco son Suntracs. Pero cuando hay bloqueos violentos, nos culpan a todos”, dijo.
El Suntracs
El empleo, más que la retórica, fue el eje de su mensaje. “¿De qué me sirven las vacaciones, el décimo, la prima, si no tengo empleo? Primero hay que asegurar que el trabajador conserve su fuente de ingreso”, afirmó, criticando las huelgas de hecho que, a su juicio, terminan castigando a quienes dicen defender. “Sería contradictorio hablar de derechos cuando yo mismo se los estoy cortando al trabajador al dejarlo sin trabajo por capricho político”, concluyó.

Sobre los procesos judiciales que enfrentan líderes históricos del Suntracs, como Saúl Méndez o Genaro López, fue mesurado. No quiso lanzar piedras, pero tampoco ofreció excusas. “Con todas las diferencias que tengamos, reconozco el valor que tiene Genaro”, concedió con diplomacia, cerrando el capítulo sin caer en provocaciones.
El Ministerio Público emitió órdenes de aprehensión contra Méndez, López y otros miembros del Suntracs, quienes enfrentan investigaciones por los presuntos delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales y asociación ilícita.
Mientras el país se tambalea entre escasez, confrontación y una opinión pública polarizada, las palabras de Herrera resuenan como una declaración de principios. “Aquí no estamos para figuraciones ni discursos. Estamos para defender a los trabajadores desde la base, con argumentos y sin perder el empleo en el intento”, concluyó el dirigente sindical, quien marcó distancia con el Suntracs.