Durante esta última semana de noviembre y los próximos días, el panorama internacional y regional estuvo y continuará dominado por una serie de cumbres clave: la COP29 en Bakú, Azerbaiyán; la XXIX Cumbre Iberoamericana en Cuenca, Ecuador; la reunión de APEC en Lima, Perú; y la próxima Cumbre del G20 en Río de Janeiro, Brasil.
Estas reuniones tienen lugar en un contexto global marcado por una “policrisis” y “permacrisis”. La geopolítica atraviesa tensiones sin precedentes. La economía mundial, según el FMI, es estable pero decepcionante, con bajo crecimiento y alto endeudamiento. El comercio ha dejado de ser el motor principal del crecimiento mundial, mientras que la globalización se reconfigura, abriendo nuevas oportunidades pero también generando amenazas y desafíos. Paralelamente, dos megatendencias —el cambio climático y la disrupción tecnológica, incluida la inteligencia artificial— ponen a prueba las sociedades y los sistemas de gobernanza, en un escenario agravado por tres grandes conflictos internacionales (Ucrania-Rusia, Gaza-Líbano-Israel y Sudán) y un multilateralismo cada vez más debilitado.
Este panorama evidencia un punto de inflexión histórica. Los pilares que durante las últimas décadas parecieron inamovibles —la democracia, el comercio y la globalización bajo el liderazgo transatlántico— están ahora en crisis, mientras el eje de poder global se desplaza rápidamente hacia el Pacífico. António Guterres, secretario general de la ONU, ha descrito esta coyuntura como el inicio de la “era del caos”, y analistas como Fareed Zakaria la considera el período más peligroso desde el fin de la Guerra Fría.
COP29, Azerbaiyán
La COP29 comenzó el lunes 11 de noviembre en Bakú con el ambicioso objetivo de aumentar la financiación destinada a combatir la crisis climática. Sin embargo, el encuentro enfrenta importantes desafíos, entre los que destacan la ausencia de líderes clave de las principales economías, como Estados Unidos y China, lo que amenaza con debilitar las negociaciones y limitar las posibilidades de alcanzar acuerdos significativos. La reciente reelección de Donald Trump, conocido por su postura escéptica frente a las políticas climáticas, añade una capa adicional de complejidad.
A pesar de estas dificultades, se mantiene la expectativa de que la COP29 logre avances en la implementación del Acuerdo de París, así como en el diseño de mecanismos de financiamiento climático que beneficien a los países en desarrollo. Los resultados están por verse.
XXIX Cumbre Iberoamericana, Ecuador
La Cumbre Iberoamericana, celebrada en Cuenca (14 y 15 de noviembre), evidenció la profunda desunión que existe en América Latina. Con una participación mínima de mandatarios y la ausencia de una declaración conjunta, la cumbre terminó prematuramente, marcada por tensiones internas y conflictos cruzados. Las recientes decisiones del presidente anfitrión, Daniel Noboa, como la suspensión de su vicepresidenta y el asalto a la embajada mexicana, generaron controversias que alejaron a varios mandatarios.
El foro mostró su incapacidad para abordar cuestiones críticas, como la crisis venezolana, el cambio climático y el tema de género, y quedó opacado por disputas ideológicas como la que tuvo lugar entre las delegaciones de Cuba y Argentina. Con España asumiendo la presidencia pro témpore, surgen expectativas de revitalización, aunque el desafío será enorme. Las dificultades experimentadas durante esta cumbre resaltan la necesidad de redefinir su propósito y relevancia, así como adoptar un nuevo mecanismo de toma de decisión como acertadamente aconsejó el canciller panameño Martinez-Acha Vásquez.
APEC 2024, Perú
La cumbre de APEC 2024, celebrada en Lima, concluyó ayer sábado con la presencia de líderes de 21 economías, incluidos Joe Biden y Xi Jinping, quienes discutieron sobre comercio, cambio climático, desarrollo de una economía inclusiva y resiliente y regulación de las tecnologías emergentes.
Entre los resultados principales del encuentro destacan la “Hoja de Ruta de Lima” dirigida a fomentar la transición a una economía formal y la “Declaración de Ichma”, que impulsa una visión renovada del libre comercio en el Asia-Pacífico.
El foro se desarrolló en un contexto de tensiones internas, marcadas por la baja popularidad de la presidenta Boluarte, así como de fricciones entre Washington y Pekín, agravadas por la inminente investidura de Trump, quien ha anunciado su intención de imponer nuevos aranceles a las importaciones, particularmente a productos chinos.
Cumbre del G20, Brasil
La Cumbre del G20, que se celebrará en Río de Janeiro este lunes y martes, tiene como temas prioritarios combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad; el desarrollo sostenible y la transición energética; y reformas a la gobernanza global. Uno de los principales resultados esperados es la creación de una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, destinada a beneficiar a 500 millones de personas mediante transferencias de efectivo y sistemas de protección social.
Esta será la última participación de Biden, lo que añade un elemento de incertidumbre, dado el impacto que podría tener el regreso de Donald Trump en el cumplimiento de los compromisos asumidos por su país.
Por su parte, Lula da Silva, en su condición de presidente pro tempore, apuesta al G20 para recuperar prestigio internacional luego de sufrir varios traspiés, posicionando a Brasil como un actor clave en la lucha contra el cambio climático (será sede de la COP30 en 2025), la justicia social y la gobernanza global. Itamaraty intentará asimismo incluir en la declaración final “el impuesto a la riqueza” (impuesto universal del 2% a las mayores fortunas planetarias). La agenda es ambiciosa y los resultado inciertos.
Reflexión final
El escenario arriba descrito muestra los desafíos profundos que enfrenta el multilateralismo, con una América Latina atrapada en conflictos que dificultan la cooperación y le restan visibilidad y relevancia. La elección de Trump y la inclusión de figuras como Marco Rubio en su equipo de política exterior suman incertidumbre, especialmente para las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
Sin embargo, estas cumbres representan una oportunidad para que los líderes, pese a sus diferencias, renueven su compromiso con el multilateralismo y fortalezcan la cooperación internacional. Solo a través de un esfuerzo conjunto será posible abordar eficazmente los actuales desafíos globales, garantizar la paz y estabilidad mundial y avanzar hacia sociedades más inclusivas, equitativas y sostenibles.
El autor es Global Fellow, Wilson Center @zovatto55