Exclusivo Suscriptores

Tengo un sueño

Tengo un sueño
Entre cantos patrios, el traje típico y el sonido de las bandas escolares, La Villa de Los Santos celebra este 10 de noviembre su Grito de Independencia, símbolo de la emancipación de la corona española. LP/Elysée Fernández

Noviembre es el mes de la patria, un tiempo para celebrar la identidad de Panamá y honrar nuestras raíces. Y, sin embargo, mientras ondean las banderas y suenan los himnos, mi corazón de pediatra y madre no puede sino reflexionar: tenemos muchas razones para sentir orgullo, pero también muchas razones para actuar, para cambiar, para imaginar un país mejor para nuestros hijos.

El título de este texto está inspirado en la célebre frase de Martin Luther King, pronunciada en su histórico discurso “I Have a Dream”, porque yo también tengo un sueño: un sueño de igualdad y de esperanza, pero, sobre todo, de un país que ponga a sus niños en el centro.

Sueño con que todos los niños panameños tengan las mismas oportunidades, sin importar el lugar donde nacieron. Porque no es posible que un niño, camino a la escuela, arriesgue su vida por la falta de un puente seguro o un camino adecuado. Que un hospital deba suspender cirugías programadas porque los casos de infecciones respiratorias abarrotan sus salas, pese a que existen estrategias de prevención probadas en la región. Que los brotes de enfermedades prevenibles por vacunas sigan siendo una dura realidad que ahoga a los más pequeños. Que en pleno siglo XXI tengamos una desigualdad tan evidente.

Como pediatra y apasionada por el bienestar infantil, creo que la prevención debe dejar de ser un ideal para convertirse en una política pública seria. Sueño con una Panamá en la que la licencia de maternidad no se limite a tres meses, y en la que la lactancia materna sea apoyada y protegida por la sociedad. Que la ley se cumpla, primero por el Estado y también por los empleadores de empresas privadas —por todos— al menos durante los primeros seis meses de vida del bebé. En esa Panamá, las madres darán a luz en espacios llenos de respeto y contención, donde su dignidad y la de su hijo sean prioridad, sin descuidar la seguridad de ambos.

Sueño con parques públicos seguros, con espacios al aire libre donde los niños puedan jugar, correr, descubrir y ejercitarse. Con ciudades que no olviden que los más pequeños también tienen derecho al aire libre, al juego y al movimiento. Sueño con platos donde no falte comida, con estómagos que lleguen tranquilos a la escuela y niños que no se acuesten con hambre porque en su casa faltó la cena. Ningún niño debería aprender, jugar o dormir con hambre ni con miedo.

Sueño con un sistema de salud donde cada niño tenga acceso a atención pediátrica de calidad, donde las vacunas se apliquen sin demora y sin excusas. Según las estimaciones más recientes del Fondo de Naciones Unidas por la Infancia (Unicef) 2021, en Panamá había al menos 5,324 niños que nunca recibieron ninguna dosis de vacuna de rutina —los llamados “dosis cero”—. Esa cifra representa a niños que no solo están sin completar calendarios, sino que no han sido alcanzados por el sistema de inmunización. Ese dato me duele como pediatra, porque cada uno de esos niños es un niño sin protección, sin posibilidad plena de bienestar.

Sueño con que la igualdad no sea solo un ideal, sino una realidad palpable. Que un niño en una comarca indígena tenga el mismo derecho a soñar, a aprender y a crecer sano que otro en un enclave urbano privilegiado. Que la diferencia entre barrio rico y barrio pobre no marque el acceso a la salud, al deporte, a la educación ni al juego. Sueño con políticas públicas que pongan en el centro al niño, a la familia y al bienestar integral.

Y lo proclamo: tengo un sueño de una patria donde celebrar en noviembre no sea solo adornar las casas, las calles o las escuelas, sino reconocer logros reales. Donde podamos decir, con orgullo y certeza, que todos nuestros niños acceden a salud y vacunas; que nuestros hospitales funcionan; que nuestros parques y caminos son seguros. Que una madre pueda entregarse plenamente a su bebé, amamantar sin miedo a perder su trabajo, parir con respeto y criar con tranquilidad.

Claro está, el camino está lleno de retos. Panamá es un país pequeño, de poco más de cuatro millones de habitantes; todos nos conocemos o tenemos a alguien en común. Creo en nuestra capacidad de transformación, en que podemos trabajar por el bien común. Porque una patria que cuida a sus niños es una patria que se proyecta al futuro. Les debemos a nuestros hijos un país mejor, más justo, más humano.

Por eso, en este mes de la patria, elevo mi voz: tengamos ese sueño activo. Pongamos manos a la obra. Porque el país que queremos no será solo el que celebramos un mes al año, sino el que vivimos todos los días. Que viva Panamá, que vivan nuestros niños y que florezca esa nación que sueñan nuestras familias.

La autora es pediatra.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Decomisan cerca de 13.5 toneladas de droga en aguas del Pacífico panameño; la carga está valorada en $200 millones. Leer más
  • IMA: lugares y horario de las Agroferias para este jueves 13 de noviembre. Leer más
  • Las Agroferias del IMA estarán abiertas este viernes 14 de noviembre; estos son los puntos de venta. Leer más
  • Las agroferias del IMA se reactivan este miércoles 12 de noviembre; estos son los puntos de venta. Leer más
  • Operación Transfer: capturan en La Chorrera a red dedicada al phishing y suplantación de identidad. Leer más
  • Maduro asegura que María Corina Machado se está preparando para irse de Venezuela. Leer más
  • Caso por presunto enriquecimiento injustificado contra Gaby Carrizo aún no ha llegado al Ministerio Público, afirma el procurador. Leer más