DORMILONA. El presidente José Raúl Mulino anunció la destitución inmediata de la funcionaria de la sede regional de la Anati en Bocas del Toro, quien fue sorprendida cuando se presentó a “trabajar” vistiendo una bata de estar en casa, marcó la tarjeta de asistencia y rápidamente se retiró del lugar. No sería mala idea darle seguimiento para estar bien seguros de que no será embotellada en otra entidad.
MARCA. Mulino justificó la inversión de $490 mil en pautas publicitarias y pagos a influencers, ya que considera que las reformas a la CSS son “el proyecto más importante en la agenda del país”. De paso, se quejó porque el gobierno anterior gastó $20 millones “en una marca turística” que, según él, no sirvió “para nada”. Tiene toda la razón. Sin embargo, quien está ahora al frente de Promtur no tiene precisamente fama de hacer un uso eficiente de los fondos públicos. Si no, que pregunte cuánto costó el rediseño de la página web de la ATP hace 12 años.
CONTRASENTIDO. El primer día de discusión del proyecto de reformas puso a prueba la paciencia de Dino Mon y Fernando Boyd. Incluso hubo un orador que cuestionó la inoperancia de la junta directiva de la Caja, pero acto seguido propuso ampliar la cantidad de miembros que la conforman. Con disparates así, pareciera que ellos mismos quisieran sabotear el periodo de consultas.
PALO. El CEN del PRD expresó que las reformas propuestas “no resuelven” los problemas estructurales de la CSS, desmejoran las jubilaciones e imponen “sacrificios” a los trabajadores. Por tanto, se comprometió a participar “activamente” en los debates en la Asamblea. Si por años no hicieron nada, ¿qué pueden aportar ahora? ¿Ideas sobre cómo no hacer las cosas?
FUERA. En Arraiján, pronto empezarán a buscar firmas a favor del referendo de revocatoria de mandato de la alcaldesa Stefany Peñalba. Que las demás autoridades electas se miren en ese espejo, entiendan que no están por encima de la Constitución y las leyes, y dejen de comportarse como semidioses, como algunos ya piensan que son.
SEMEJANZA. John Polit, hijo del excontralor de Ecuador, Carlos Polit, se declaró culpable en Miami de blanquear las coimas que su padre (también preso) recibió de Odebrecht entre 2010 y 2018. John reconoció ante el tribunal que utilizó “cuentas panameñas de empresas intermediarias” para lavar los fondos, que luego invirtió en inmuebles, restaurantes y otros negocios en el sur de la Florida. Esto parece el capítulo repetido de una telenovela, pero con un reparto diferente.