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Para que puedas contar

En sus diversos documentos y discursos, el Papa Francisco hizo alusión a los poderes de la cultura, la literatura, el arte y la narración oral. También se refirió al valor de la educación. En Veritatis Gaudium (2018) -Exhortación Apostólica- Francisco eleva una crítica a la educación puramente técnica y apela por integrar la literatura, la filosofía y la historia en la formación. La literatura, como parte de las humanidades, ayuda a desarrollar el pensamiento crítico y la sensibilidad ética, nos dice.

El discurso en la Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura (2017) es una reflexión sobre el diálogo entre fe, ciencia y cultura. Destacó el papel de la literatura y las humanidades en la búsqueda de sentido. Citaba constantemente algunos de sus autores favoritos: "Los grandes escritoresdesde Homero hasta Dante, desde Dostoievski hasta Borges— han sabido explorar los abismos del alma humana, sus luces y sombras, su sed de infinito."

En la encíclica Laudato Si’ (2015), el Papa Francisco hace referencia a la contemplación estética y su relación con el cuidado del planeta y cómo la cultura desde la poesía, el arte y la música pueden volver a recuperar el diálogo con la naturaleza en medio del ruido: "La naturaleza está llena de palabras de amor, pero ¿cómo podremos escucharlas en medio del ruido constante?"

Sin embargo, es en el Mensaje para la 54ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (2020) con el título: "Para que puedas contar y grabar en la memoria" donde Francisco reflexiona sobre el poder de las historias y la narración en la formación de las personas. Nos presenta un discurso con citas bíblicas y referencias literarias donde destaca cómo la literatura es un canal mediador para explorar las grandes preguntas del ser humano.

"Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos“. Así inicia su discurso.

Más adelante dice: "Desde la infancia, tenemos hambre de relatos como tenemos hambre de alimento. [...] Las historias nos marcan, plasman nuestras convicciones y comportamientos, nos ayudan a entender y decir quiénes somos." Porque cada ser humano está hecho de historias. Somos las historias que contamos. La evolución humana no se puede entender sin las historias.

El Papa subraya que las narraciones (literatura, cine, tradición oral) no son solo entretenimiento, sino formadoras de identidad. La literatura, en este sentido, es un alimento espiritual que ayuda a dar sentido a la existencia. De allí la diferencia de las buenas y malas historias: "Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que para ser felices necesitamos tener, poseer, consumir. [...] Pero solo las historias capaces de atravesar nuestro corazón pueden transformarnos."

Necesitamos contarnos historias para reconocernos en el otro y nosotros mismos. "En medio de la confusión de las voces (...) necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos (...) que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros“. Porque cuando contamos historias estamos reparando el tejido social y también las heridas personales.

Las historias están implícitas en la vida cotidiana: "El hombre es un ser narrador. Desde la infancia tenemos hambre de historias como tenemos hambre de alimentos. Ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias…, las historias influyen en nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello“. Existe un contrato tácito entre el ser humano y las palabras. Estamos constantemente leyendo el mundo.

El título de la conferencia de Francisco viene de la Biblia, del libro de Éxodo. Cuando el Señor se le revela a Moisés y le dice: «Para que puedas contar [y grabar en la memoria] de tus hijos y nietos […] los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor» (Ex 10,2). Porque para Dios el poder de la memoria es vital para que los forjadores de libertad, los líderes, luchen por la justicia. Nos dice Francisco: "De la memoria de Dios brota la liberación de la opresión, que tiene lugar a través de signos y prodigios“.

Entonces, las historias son un camino seguro al conocimiento, son espejo y reflejo de nuestra existencia. "Los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos“, dice Francisco y añade: “Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”.

"El hombre será llamado así, de generación en generación, a contar y a grabar en su memoria los episodios más significativos de esta Historia de historias, los que puedan comunicar el sentido de lo sucedido“. Por eso la historia de la humanidad es un gran relato que se teje en los tiempos y que le da sentido y significado, en medio del caos y el absurdo, a la vida.


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