La anécdota que más me viene a la mente es una ocasión en los primeros años del milenio, cuando una empresa aérea ofrecía paquetes que incluían hotel, alimentación y transporte para los pasajeros voluntarios o afectados por la sobreventa de boletos. Tuve el placer de transportar a un grupo en el cual resaltaban dos señoras de la tercera edad, que venían por primera vez y estaban fascinadas por la belleza de la ciudad y su desarrollo. Estaban gratamente sorprendidas y preguntaban por todo lo referente a nuestro país. Me tocó acompañarlas al registro en el hotel y acordamos encontrarnos para llevarlas de regreso al aeropuerto para su respectivo viaje hacia su país al día siguiente.
Cuando las pasé a recoger para su regreso, las señoras, todavía maravilladas por la ciudad, me comentaron que lo que más las había sorprendido era la oferta laboral en Panamá, a lo que yo les comenté que, debido a las diferentes fases de desarrollo, se habían reducido las cifras de desempleo. Y casi como por casualidad, apareció un “Diablo Rojo” y empecé a narrarles la historia de los mismos y, cuando llegué a la parte de los “Pavos”, les comenté el origen de su nombre. Les dije que gritaban “Con puesto, con puesto o Hay puesto, hay puesto”, a lo que noto que se miran entre sí y me dicen casi cándidamente: “¿No son puestos de trabajo lo que ofrecen los muchachos? Nosotras pensamos que les estaban ofreciendo empleo a los que se subían al micro...”.
No pude evitar esbozar una sonrisa, pensando que el idioma no es un obstáculo, pero los modismos y la interpretación sí, indudablemente.
El autor es guía de turismo