Opinión

Los primeros mil días: moldeando la salud de toda una vida

Recuerdo el momento exacto en que cargué por primera vez a mi hija Clara. En ese instante, me embargó una alegría inmensa, pero también una gran sensación de responsabilidad. Sabía que cada decisión que tomara como madre marcaría su salud y bienestar a lo largo de su vida.

Cuando nos convertimos en padres, el mundo entero empieza a girar en torno a nuestros hijos. Sin embargo, pocas veces somos conscientes de que los primeros 1000 días de su vida, el periodo que transcurre desde la concepción hasta sus dos años, representan una ventana única para programar su salud futura.

Este periodo crucial es estudiado bajo el concepto de Orígenes del Desarrollo de la Salud y la Enfermedad (DOHaD), que demuestra cómo las experiencias y el ambiente en los primeros años de vida moldean el riesgo de las personas de padecer enfermedades no transmisibles, como obesidad, diabetes tipo 2 y alergias, a lo largo de la vida.

Nutrición y salud: la clave está en lo básico

Desde el embarazo, la nutrición juega un papel fundamental. Una dieta equilibrada durante la gestación y la lactancia no solo apoya el desarrollo cerebral y físico del bebé, sino que también reduce el riesgo de enfermedades como obesidad y diabetes tipo 2, en el futuro. Por ejemplo, incluir alimentos como espinacas, lentejas y cereales fortificados aporta ácido fólico, mientras que carnes magras, legumbres y frutos secos son excelentes fuentes de hierro.

Además, la lactancia materna, rica en oligosacáridos y anticuerpos, es una herramienta poderosa para fortalecer el sistema inmunológico del bebé. Entre los profesionales de la salud, el consenso es absoluto: no hay mejor alimento para un bebé menor de seis meses que la leche materna. La leche materna tiene la mejor calidad de proteínas, carbohidratos, bacterias, prebióticos y probióticos, además de micronutrientes y vitaminas esenciales para el desarrollo y crecimiento saludables.

El poder del nacimiento y la microbiota

El tipo de parto puede determinar la salud inmunológica de tu bebé para toda su vida. Durante el parto vaginal, el bebé adquiere bacterias beneficiosas del canal de parto, como Lactobacillus y Bacteroides, que fomentan una microbiota diversa y balanceada, fortaleciendo su sistema inmunológico. En cambio, cuando nacen por cesárea, los bebés adquieren microorganismos de la piel y el ambiente, como Staphylococcus y Propionibacterium, lo que puede reducir la diversidad microbiana y aumentar el riesgo de alergias y asma en el futuro.

Siempre que sea posible y seguro, el parto vaginal es la mejor opción para la salud a largo plazo del bebé. Sin embargo, en caso de cesárea, estrategias como la lactancia materna ayudan a fortalecer su sistema inmune.

Epigenética: cómo el ambiente influye en los genes

La epigenética estudia cómo factores ambientales pueden modificar la expresión de nuestros genes sin alterar la secuencia del ADN, es decir, cómo factores externos “activan” o “desactivan” ciertos genes. Durante los primeros 1000 días, cada elección puede tener un impacto genético duradero. Por ejemplo, una dieta adecuada activa genes que protegen contra enfermedades crónicas, mientras que sustancias como el BPA, pesticidas o el humo de cigarrillo pueden alterar la expresión genética y aumentar el riesgo de enfermedades no transmisibles.

Construyendo un futuro saludable

Recuerda, cada pequeño acto cuenta. Alimentarlos con amor, rodearlos de cuidado y crear un ambiente emocionalmente seguro son los mejores regalos que podemos darles. Estudios recientes muestran que un entorno estable y amoroso puede reducir el riesgo de problemas emocionales y físicos a largo plazo.

Así que, mamá y papá, hoy los invito a reflexionar: ¿Qué pequeños cambios podrían hacer hoy para garantizar un mejor mañana para sus hijos?

La autora es médico pediatra.