Opinión

Las huellas de ultraderecha de José Raúl Mulino

Las personas no se definen por lo que dicen, sino por lo que hacen. En la búsqueda de una caracterización ideológica del mandatario de la República de Panamá, presentamos la hipótesis de que se trata, más por lo que hace que por lo que dice, de un gobernante de ultraderecha autoritario. Según un autor entrevistado por la BBC, la ultraderecha se identifica por el “nacionalismo étnico, el populismo y el autoritarismo”. Sin embargo, no todas estas expresiones o facetas ideológicas tienen que estar presentes en la actividad política de un gobierno o mandatario.

Por ejemplo, lo más relevante de la extrema derecha europea es el nacionalismo étnico y su rechazo a la inmigración. En el caso del “trumpismo”, esto se traduce en el denominado “supremacismo blanco”. Por el contrario, en América Latina, los gobernantes extremistas de derecha se dividen entre populistas y autoritarios. Verbigracia, mientras el presidente argentino Javier Milei se muestra como un auténtico autócrata llegado al poder por medio de las urnas, Nayib Bukele, de El Salvador, es un magnífico populista de derecha que ascendió al poder por la misma vía electoral.

En el caso del jefe de gobierno de Panamá, lo primero que hizo una vez instalado en el Palacio de las Garzas fue “arroparse” con algunos de los factores reales de poder (poderes fácticos). Designó como directores de los cuatro ejércitos del país, con nombre de servicios de policía, a exsubordinados o “amigos”. Puso al frente de las más importantes carteras de su gabinete a relevantes figuras de la fracción financiera de la burguesía. Envió a la Asamblea Nacional una iniciativa legislativa del Órgano Ejecutivo (proyecto de ley 163, que reforma la CSS) privilegiando el control del “fondo general de reserva” por parte de la burguesía financiera.

Se trata, pues, del prototipo de mandato de ultraderecha autoritaria, que no ha dejado de tener sus “contradicciones” con aliados políticos también de derecha, como ha sido el affaire de la elección de la presidenta del Órgano Legislativo y de la nómina de un partido político que recientemente realizó elecciones para la escogencia de su directiva. En conclusión, estamos en presencia de un gobernante que llegó al poder por la carambola electoral de los poderes fácticos y que se apresta a tiranizar al pueblo panameño con una “dictadura de clase”: la dictadura de la burguesía financiera.

¡Así de sencilla es la cosa!

El autor es abogado y analista político.