Opinión

La infiltración de China en Panamá ha causado agitación geopolítica

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considera que China controla el Canal de Panamá, y que no dudará en enviar tropas para retomar la vía interoceánica con el fin de defender los intereses de su país. El presidente panameño José Raúl Murino negó estas aseveraciones. “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y sus alrededores es parte de Panamá y lo seguirá siendo en el futuro” ha repetido.

Si bien China no tiene presencia militar en el Canal de Panamá, sí está muy interesada en este punto estratégico del planeta. Además de hacerse con el control de las operaciones portuarias en ambos extremos del Canal de Panamá a través de CK Hutchison Holdings, derechos del hombre más rico de Hong Kong, Li Ka-shing, también ha ganado la licitación para construir el cuarto puente sobre el Canal de Panamá. Además de las inversiones económicas que pueden verse en la superficie, el número de inmigrantes y trabajadores chinos debido a diversas inversiones económicas también está aumentando. Pero, ¿es realmente tan sencillo el origen de estas personas?

Comisarías chinas en el extranjero

En 2022, un informe publicado por el grupo de derechos humanos Safeguard Defenders afirmaba que el gobierno chino está utilizando a las comunidades chinas de ultramar como punto de apoyo para extender su autoridad policial al extranjero. China, bajo la dirección del Ministerio de Seguridad Pública, ha establecido al menos 102 “comisarías secretas” en 53 países, incluido Panamá, según investigaciones recientes. Estas comisarías suelen operar de manera encubierta, aprovechando que sus agentes se presentan como inmigrantes inversores o refugiados en busca de asilo político para establecerse en los países de destino.

Aunque los funcionarios chinos han negado estas acusaciones, afirmando que el propósito de estas “comisarías en el extranjero” es servir a los expatriados chinos y que no tienen ninguna intención política, el informe de investigación de Safeguard Defenders señala que la principal tarea de estas comisarías no es servir al público, sino ayudar al gobierno chino a vigilar y detener en secreto a disidentes en el extranjero. Además, funcionan como bases para agentes de inteligencia, lo que ha vulnerado claramente la soberanía de otros países.

A principios del año pasado, Japón destapó un caso de espionaje relacionado con una «comisaría de ultramar». Según medios japoneses, He Lixiang, acusada de ser una espía china, es directora de la Asociación de Ciudades de Origen de Fuzhou y amante del diputado japonés Shinpei Matsushita. El informe de investigación de Safeguard Defenders señaló que la ubicación de la Asociación Shiyi de Fuzhou coincide exactamente con la sede de la «comisaría de ultramar» de la Oficina de Seguridad Pública de Fuzhou.

Actualmente, en Panamá también opera una «comisaría en el extranjero» de Nantong, China, y es fundamental monitorear si en el futuro podrían ocurrir casos similares a los registrados en Japón.

Trabajadores chinos con identidades sospechosas

El personal de las agencias de inteligencia chinas utiliza diversas estrategias para establecerse en el extranjero y llevar a cabo labores de inteligencia. Además de inmigrantes inversores y solicitantes de asilo político con antecedentes desconocidos, estos agentes operan como empleados de empresas chinas en el extranjero. Un ejemplo destacado es la Agencia de Noticias Xinhua, que, bajo el control del Partido Comunista Chino, no solo actúa como el medio oficial del gobierno, sino también como una extensión de los servicios de inteligencia. Según un informe de la revista Inside de Hong Kong, casi todos los corresponsales de Xinhua en el extranjero tienen vínculos con los servicios de inteligencia chinos.

Más allá de entidades como Xinhua, los grupos empresariales con capital estatal chino también cooperan con las unidades de inteligencia. Las empresas involucradas en proyectos de la Franja y la Ruta recopilan información sobre la geografía, infraestructura, sociedad y cultura locales, además de datos sobre tropas extranjeras, cuando están presentes. Por ejemplo, CK Hutchison Holdings, encargada del puerto del Canal de Panamá, ha sido señalada por supuestamente colaborar en la recolección de datos sobre buques estadounidenses.

La Ley de Seguridad Nacional de China obliga a sus ciudadanos a colaborar en actividades de inteligencia, incluso si residen en el extranjero, bajo amenaza de sanciones legales. Este marco legal convierte a cualquier ciudadano chino, mientras mantenga su nacionalidad, en un potencial colaborador de inteligencia. En los últimos años, el aumento de inmigrantes chinos en Panamá, muchos de los cuales han obtenido residencia permanente mediante solicitudes de asilo político, plantea preocupaciones de seguridad nacional.

El Canal de Panamá en el conflicto sino-estadounidense

Desde la llegada de Xi Jinping al poder, China ha adoptado una estrategia enfocada en su ascenso como potencia global, definida como el «gran rejuvenecimiento de la nación china». Para alcanzar esta hegemonía, contrarrestar a Estados Unidos es un objetivo prioritario. En este contexto, el Canal de Panamá adquiere relevancia estratégica, ya que controla el tráfico marítimo entre las costas este y oeste de Estados Unidos. En un eventual conflicto militar, retrasar el movimiento de tropas estadounidenses a través del canal podría otorgar ventajas al ejército chino.

Para consolidar esta estrategia, China podría buscar ejercer mayor control sobre el Canal de Panamá e incluso establecer una presencia militar en el país bajo el pretexto de proteger a sus ciudadanos en el extranjero. Además, China podría intervenir en las elecciones panameñas para influir en los resultados políticos y modificar la estructura de votantes mediante inmigración masiva, transformando al país en un régimen afín a sus intereses.

Frente a estos riesgos, es crucial que tanto los votantes como los funcionarios electos en Panamá mantengan una postura vigilante y defiendan la soberanía del país. De lo contrario, podría desencadenarse una crisis con graves consecuencias para la nación.

El autor es estudiante de doctorado en el Instituto de Asuntos Internacionales y Estudios Estratégicos de la Universidad Tamkang.