José Pepe Mujica simboliza la esperanza de que el poder político no tiene que ser arrogante y arbitrario, y que la gobernanza ideal consiste en liderar sin la necesidad de montar un espectáculo de sombras que conspiran contra las pasiones más nobles del ser humano. Mujica, seguramente, no era perfecto, pero representó los valores de pensadores como Simón Bolívar, José Ingenieros, José Enrique Rodó, Eduardo Galeano y José Martí quienes estaban comprometidos con la justicia, la libertad y la transformación social.
Como Bolívar, defendió la libertad desde los acordes cotidianos, cual los versos de Mario Benedetti, la libertad interior, el desapego del consumismo y el derecho a vivir sin ser esclavo del trabajo o del mercado. Como José ingenieros, confrontó una sociedad cada vez más sumisa al cinismo, y fue un espíritu superior, que no tuvo vergüenza ni miedo de incomodar con su humilde ejemplo.
Como Rodó, creía en la necesidad de una juventud comprometida con valores trascendentes y en la política como una herramienta de servicio y elevación moral. Como Galeano, denunció las estructuras del poder de una América Latina desangrada en sus venas y caminó buscando en el horizonte utopías incansables. Ambos compartían una visión de la política como un acto de conciencia y una herramienta para el cambio social.
La figura de José Pepe Mujica fue imagen y posibilidad. Igual que José Martí fue la imagen emergente del idealismo ético y el pensamiento crítico; el último chamán de la tribu de hombres sabios que le dieron una posibilidad a la vida política y las ideas en Nuestra América encrespada.
Palabras como democracia, política, juventud, desarrollo, felicidad, medio ambiente, educación tenían sentido desde un pensamiento crítico y humanista. Para Mujica la democracia no es perfecta, sin embargo, hay que defenderla. La democracia no se reduce a votar cada cierto tiempo, sino a la participación activa, la justicia social y la distribución del poder. Criticó las democracias vacías, dominadas por élites económicas.
Afirmó en varias ocasiones que la política no es un negocio. Que las personas a las que les gusta acumular riquezas deberían ser empresarios, no políticos. Palabras que caen como anillo al dedo a nuestra política criolla. Rechazó la política como carrera profesional y la asumió como un servicio ético. Denunció la corrupción y la desconexión de los políticos con la realidad popular. “Jamás voy a entender por qué un político gana más plata que un profesor”, dijo.
Veía en los jóvenes la fuerza del cambio, pero criticó su alienación por el consumismo y la falta de oportunidades. Hizo el llamado a educarlos en valores, no solo en técnicas. Los exhortó a luchar por la vida, porque la vida se les escapa en cada instante y no se compra en un supermercado. “Nada vale más que la vida -les dijo a los jóvenes-, luchen por la felicidad”, porque la felicidad es darle contenido a la vida. “Derrotados son solo aquellos que bajan los brazos”, porque "la juventud no es una edad, es un estado de rebeldía frente a lo injusto."
Como Zygmunt Bauman pensaba que a los jóvenes les han vendido que la vida es consumo, y por esta razón les han robado la capacidad de soñar y ser felices. Por eso para Mujica la noción de felicidad no depende del consumo, sino de la libertad, el tiempo para vivir y las relaciones humanas. Proponía medir el progreso en bienestar, no en términos contables. Coincidía con grandes pensadores en que el verdadero progreso es un indicador cuando la felicidad de un pueblo se eleva.
Defendía una educación para formar ciudadanos críticos, no trabajadores obedientes, porque la educación debe liberar, no adoctrinar. Aconsejó priorizar el pensamiento sobre la memorización; la escuela debe ser un espacio para enseñar a cuestionar: "Enseñen a los niños a dudar, no a repetir como loros“. Porque la educación ”no es solo llenar la cabeza de datos, sino aprender a pensar." Y añadió: "Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos“.
En torno a nuestro planeta y el problema del medio ambiente, Pepe Mujica señaló que el modelo de desarrollo actual ha sido un depredador de la naturaleza y es insostenible. Llamó a un equilibrio entre progreso y ecología. Afirmaba que estamos gobernados por una civilización que envenena el agua y el aire, y que a esto le hemos llamado progreso.
La vida de Mujica sintetizó una filosofía basada en vivir de forma austera para ser más libres. Su pensamiento humanista criticó al capitalismo moderno, defendió la naturaleza como campesino que era y cultivó una espiritualidad laica. Sus conceptos giraron en torno a la dignidad humana, la sencillez y la rebeldía contra un sistema injusto y opresor.
Como Martin Seligman, Mujica parecía compartir tres nociones de la vida: la vida agradable, que está en la experiencia de las cosas cotidianas, la vida comprometida, con una causa social o política, y la vida con significado, que consiste en darle sentido a otras palabras como la felicidad, la vida o la libertad. Pepe Mujica nació en mayo y murió en mayo. Sus restos descansan en su finca al lado de su perrita Manuelita que solo tenía tres patas.
El autor es escritor.