Si hay algo que nadie le podrá quitar al presidente José Raúl Mulino Quintero es su sinceridad sin ambages, sin medias tintas ni matices metafóricos que se presten a terceras interpretaciones. “Al pan, pan y al vino, vino”.
Esta característica suya quedó demostrada nuevamente este viernes durante su visita a San José de Costa Rica, donde fue condecorado con la Orden Juan Mora Fernández en el grado de Gran Cruz Placa de Oro, una de las más altas que concede ese país.
Allí, Mulino recordó cómo días antes de los comicios panameños, el presidente Rodrigo Chaves lo recibió en calidad de candidato presidencial, aun cuando en Panamá había poca claridad sobre si corría o no. Faltando dos días para las elecciones su candidatura quedó en firme, luego de un fallo de la Corte.
Ahora, tras las palabras del Presidente en San José, se sabe que Mulino enfrentó “un clima de mucho encono y mucho odio de sectores empresariales y mediáticos… sabían que iba a ganar, pero casi me llevan por delante, a costa de la democracia, a costa de la voluntad popular”.
“…esos poderes que mencionas (citados por el presidente Chaves) no querían en Panamá que yo fuera presidente de la República… esa es la verdad... guste o no guste hoy… eso pasó en Panamá con el auspicio de magistrados del Tribunal Electoral, sectores mediáticos, empresarios importantes y poderosos, y salvamentos de votos cuestionables de la Corte Suprema de Justicia”.
Las palabras del presidente Mulino ponen en evidencia una realidad de la que muchos sospechaban y otros comentaban, a conveniencia, so to boshe, y que tras los comicios quedaban en la penumbra, y hasta podría pensarse que ha sido una práctica consuetudinaria. La presión de los poderes fácticos, en contrapeso a la voluntad popular.
Mulino no es un presidente de izquierda, ni siquiera de centro izquierda. Se ha declarado sinceramente de derecha y empresarial, y que es lo que da mayor contundencia a esta revelación. Hay sectores en este país que no les importa la voluntad del sufragio, aun mas, conspiran contra él para imponer su voluntad. Hay otros que festinan oportunistamente de esta realidad con rostro de niños bien portados.
La sociedad panameña tiene tareas que cumplir en la consolidación de su Estado Nacional; el perfeccionamiento de su democracia, la lucha contra la corrupción y contra la discrecionalidad.
¿Quién puede poner en duda las palabras del Presidente? Quién puede negar ese sahumerio de frases mal construidas y mensajes atentatorios contra la personalidad y la reputación de aquellos que se atreven a hacer señalamientos con lo manifestado por Mulino.
Puede decirse que los candidatos futuros se miren en ese espejo, porque voces frustradas indican en varias jornadas electorales que los votos dicen una cosa, los que cuentan dicen otra, y otra los que declaran al ganador.
El autor es vocero del presidente de la República.


