Esta semana comparto con usted, apreciado lector, algunas reflexiones y conclusiones del informe preparado por Ipsos, titulado People and Climate Change 2025.
El informe destaca que, a pesar de las crecientes señales de alarma sobre el cambio climático, el mundo parece estar entrando en una peligrosa fase de apatía. Según el informe, aunque el 74% de los ciudadanos en 32 países manifiestan estar preocupados por los efectos del cambio climático en sus países, los niveles de acción individual y compromiso han disminuido. Una paradoja que no puede pasar desapercibida, especialmente para las empresas que dicen estar comprometidas con la sostenibilidad.
La temperatura global superó en 2024, por primera vez en un año completo, el umbral crítico de 1.5 °C respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo, lejos de detonar una reacción urgente, lo que se ha visto es una caída generalizada en la percepción de responsabilidad individual: desde 2021, todos los países encuestados muestran descensos en el número de personas que creen que su inacción traiciona a las futuras generaciones.
¿Por qué es importante esto para las empresas?
Porque este descenso en el sentido de urgencia social puede generar una desconexión con los objetivos climáticos globales, pero también con las expectativas de los consumidores. Mientras el 60 % de las personas aún cree que, si las empresas no actúan, estarán fallando a empleados y clientes, esa proporción también está en descenso. En mercados clave como Estados Unidos, Francia y Japón, este indicador ha bajado más de 10 puntos en los últimos cuatro años.
Además, solo el 22% de los consumidores confía en las afirmaciones ambientales que hacen las marcas. Esta erosión de la confianza, sumada al escepticismo general, hace aún más difícil movilizar a las audiencias sin una estrategia de comunicación climática sólida, transparente y coherente con acciones reales.
El informe también muestra un punto de inflexión en la percepción de los beneficios de la transición energética. Si bien un 54% reconoce que mejorará la calidad del aire, persisten temores sobre los costos, la confiabilidad del suministro y los impactos en la economía. Es urgente que las empresas enfrenten estos temores con información clara, acciones contundentes y beneficios tangibles.
Frente a un escenario de crisis climática y crisis de confianza, las empresas deben dejar de ver la sostenibilidad como un frente reputacional y entenderla como un imperativo de continuidad operativa, legitimidad social y ventaja competitiva.
La pregunta clave ya no es si debemos actuar, sino cómo construir un nuevo contrato de confianza con empleados, consumidores y comunidades. Porque, como advirtió Günther Thallinger, de Allianz, “no se trata de salvar el planeta, sino de salvar las condiciones bajo las cuales los mercados y la civilización pueden seguir existiendo”.
La próxima semana completaré este tema con algunos datos adicionales que nos aporta este informe.
El autor es fundador de Semiotik Consulting.