¿Buena y óptima atención de salud brinda la CSS, responsable de la calidad de vida en Panamá?Definitivamente, no.
Me costó mucho tiempo de análisis y reflexión atreverme a exponer, de forma amplia, la realidad de lo que ocurre hoy en la atención médica institucional, que es muy desafortunada.
Después de haber trabajado como médico en la Caja de Seguro Social (CSS) de David, Chiriquí, por 50 años, debo aclarar que la buena medicina ha evolucionado en diagnóstico y tratamiento, pero esto no ocurre en Panamá. Específicamente en el ámbito institucional, a pesar de contar con un valioso personal técnico con estándares de un país desarrollado.
Las causas del deterioro son, definitivamente, el entorno económico-político, el clientelismo y la globalización, que, como un tsunami, han acabado con el 80% de la vocación y la mística técnica. Esto debe resolverse de manera positiva, ya que de la CSS depende la calidad de vida en Panamá.
La CSS está gravemente enferma, en una etapa terminal, sin un diagnóstico situacional que permita conocer la gestión y producción del personal técnico y administrativo. No sabemos la verdad, pues los datos están maquillados y manipulados políticamente por el partido en el poder, convirtiendo a la institución en un botín político. La falta de disciplina permite un desempeño deficiente, con normas personalizadas que dictan la vinculación con funcionarios, y donde la meritocracia y la experiencia se han condicionado al amiguismo y al nepotismo, sin rendición de cuentas.
Se manejan decisiones en despachos al estilo “panameño”: con frases como “yo creo”, “intuyo”, “pienso”, “opino” y “sugiero”, perpetuando el “siempre se ha hecho así”. La realidad es que la CSS está secuestrada y manipulada como un botín político.
La nueva ley no debe ser más de lo mismo, enfocándose únicamente en el programa de IVM desde un punto de vista económico-empresarial. Los panameños exigimos conocer la gestión en atención de salud, midiendo de manera personalizada la eficacia en consulta externa, hospitalización, cirugía y exámenes de laboratorio, gabinete e imágenes.
La CSS debe ser eficiente y brindar una buena atención en salud. Esto reduciría los gastos mediante un trabajo profesional digno, con empatía y mística, como en sus primeros años. Una atención eficiente en salud disminuye los costos sustancialmente.
Es necesario endurecer las sanciones a los empleadores que incumplen sus responsabilidades con la CSS, pero esta medida debe ir acompañada de un compromiso igual de firme para sancionar a los funcionarios que han debilitado el servicio y las finanzas de la institución.
El proyecto de ley 163 busca cerrar brechas de evasión, pero también debe sanear la atención en salud. La CSS, en beneficio de todos los habitantes, requiere atacar la corrupción en ambos frentes:
- De quienes incumplen.
- De quienes administran.
Con una gobernanza institucional real, se puede devolver la confianza en esta entidad clave para el país, garantizando una atención médica eficiente en todos los renglones. Hoy, la CSS nos es presentada como una institución impecable, pero la realidad es que está maquillada y manipulada bajo el dominio partidista, donde se abrogan la última palabra.
Debemos erradicar los premios heredados de épocas de vacas gordas, como los TUP y FIF que hoy se disfrazan eufemísticamente.
El futuro de la CSS determinará la calidad de vida en Panamá durante las próximas décadas. Para conocer su realidad, es imprescindible realizar un “diagnóstico situacional independiente”. No se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones y renacer una nueva CSS.
El autor es médico jubilado.