Hemos comentado antes que los pasos previos para poder invertir y construir un fondo de jubilación pasan por tener un presupuesto familiar donde un monto de ahorro mensual sea un componente fijo. Es decir, debemos ser capaces de lograr que nuestros gastos sean menores que nuestros ingresos. También señalábamos la importancia de tener un fondo de emergencia, seguros de vida y seguros de salud, como mitigantes ante las eventualidades que nos depara la vida.
Pero ¿qué es tener independencia financiera y cómo se logra? En mi opinión, es ser capaz de generar ingresos recurrentes de fuentes distintas a una actividad profesional que dependa de otros. Y la forma de lograrlo pasa por decretar que, durante un tiempo X, estás dispuesto a hacer determinados “ajustes” de gastos corrientes para convertirlos en un patrimonio que rendirá beneficios recurrentes en el futuro. Para decirlo muy sencillo, es un proceso que pasa por ser capaz de ahorrar, para invertir y generar un capital que producirá esos flujos recurrentes.
Le pregunté a la inteligencia artificial al respecto, y ofreció varias reglas que los expertos en planificación patrimonial utilizan para estimar ese monto mínimo de patrimonio necesario para poder vivir de él. Por supuesto, el monto del mismo se relaciona con tu nivel de gastos, edad actual y edad a la cual esperas dejar de generar ingresos laborales. Estas son las dos que me parecieron más interesantes:
Regla del 4% (o Regla de Bengen): Para estimar cuánto necesitas acumular, divide tu gasto anual esperado al momento de jubilarte entre 0.04 (4%). Es decir, si esperas que tu gasto anual sea de $40 mil, necesitarás un fondo de al menos $1 millón.
Múltiplos de salario por edad (Guía Fidelity): Según tu edad, marca multiplicadores de tu salario anual que deberías tener ahorrado para tu fondo de jubilación. Si, por ejemplo, tu salario anual es $40 mil, alguien a los 40 años debería tener $40 mil × 3: $120 mil de fondo ahorrado. A los 50 años, se multiplica por 6, por lo que debería tener al menos $240 mil ahorrados, y a los 60 años se multiplica por 8, por lo que debería tener al menos $320 mil ahorrados. Como se ve, esta regla implica que tu nivel de gasto se reduce fuertemente cuando te jubilas, porque a los 60 años, y esperando 30 años más de vida, $320 mil difícilmente alcanzarán para mantener un nivel de gasto de $40 mil anuales.
Mi recomendación es proyectar, con realismo y rigurosidad, ese presupuesto de gastos futuro, donde seguramente los gastos médicos o seguros serán una parte importante del mismo, reemplazando otros como los gastos escolares. Una vez establecido ese presupuesto futuro, asume una tasa de rendimiento anual para un activo de riesgo muy bajo y seguro; pensemos en un 3 % anual. Si el nivel de gastos que espero tener es de $3 mil mensuales, es decir, $36 mil anuales, al dividir este monto entre 0.03 (36,000 ÷ 0.03) obtengo el monto de $1.2 millones. Con este fondo, sería capaz de generar cada año al menos ese ingreso anual en forma recurrente.
Seguramente, el monto a acumular será menor si estoy dispuesto a consumir cada año parte de ese capital, por lo cual el ingreso por rentabilidad será cada año menor, pero se compensa con el capital. El riesgo que asumimos es que hoy nadie sabe cuánto tiempo va a vivir. Recomiendo siempre aplicar el dicho de Séneca: “No es pobre el que tiene poco, sino el que necesita más”.