Chenchén es figura onomatopéyica que significa dinero. Los votantes estadounidenses lo prefieren. En la elección reciente se anticipó que 9 de cada 10 votantes decidirían su candidato en función de chenchén. Y ganó Trump, que en español significa triunfo.
La pandemia es el antecedente inmediato de esta inclinación por el chenchén, pues fue este evento global el que dejó en jaque a Trump en su intento de reelección en noviembre de 2020. Con su derrota, Biden asumió el cargo, pero también heredó una economía golpeada por la inflación.
A mediados de 2022, con la pandemia en su tercer año, la inflación en Estados Unidos superó el 9%, un nivel no visto en cuatro décadas, lo que provocó un aumento generalizado en los precios de bienes y servicios esenciales. Ante esta situación, el gobierno de Biden se vio obligado a elevar las tasas de interés para controlar la inflación y evitar una crisis económica mayor. Aunque la medida logró frenar el aumento de precios, tuvo un impacto en los consumidores, ya que encareció los créditos y las hipotecas. Si bien la inflación se estabilizó, los precios se mantuvieron elevados, muy por encima de los registrados durante el gobierno de Trump, quien estuvo en el poder entre 2017 y principios de 2021.
Enfrentando el impacto de los altos precios en los últimos años, los consumidores estadounidenses sienten insatisfacción, lo que ha influido en sus decisiones de voto. Aunque Biden ha estabilizado la economía, los efectos siguen siendo palpables en los bolsillos. Un posible regreso de Trump no solo repercutiría en la economía interna, sino también en el ámbito geopolítico, afectando relaciones clave de Estados Unidos con Europa, la OTAN, Ucrania, Gaza y potencias como China y Rusia.
Una decisión de Trump de cortar el apoyo financiero a la defensa de Ucrania podría resultar en una derrota ucraniana frente a Rusia, con graves implicaciones para Europa, especialmente para la estabilidad de la Unión Europea. Su postura crítica hacia la OTAN también podría desestabilizar la relación de Estados Unidos con sus aliados europeos.
Con Gaza es diferente, porque Trump ha mostrado una clara tendencia filojudía, reflejada en decisiones como la reubicación de la embajada estadounidense en Jerusalén, una ciudad en disputa por varios actores en el conflicto israelí-palestino. Mientras que la mayoría de las embajadas se mantienen en Tel Aviv, esta movida fortaleció la relación con Israel y dejó claro el posicionamiento de Trump en este tema.
A pesar de que bajo Biden la economía no ha decaído de forma catastrófica, los votantes estadounidenses parecen haber expresado su descontento en las urnas, con la esperanza de una mejora económica. Los republicanos, según las encuestas, se muestran más inclinados hacia el “chenchén”: un 60% de sus votantes considera que la economía es lo fundamental, mientras que entre los demócratas, este porcentaje es menor, en torno al 40%. Este desencanto con la situación actual, especialmente en términos de costos de vida y estabilidad económica, parece ser el motor que impulsa el apoyo a Trump, quien, para muchos, representa la promesa de “días mejores”.
La política estadounidense demuestra así que, más allá de las ideologías y de los temas internacionales, el factor económico sigue siendo el cimiento de las decisiones políticas, y el chenchén parece ser el verdadero protagonista de las elecciones reciente.
El autor es periodista y docente