Opinión

Administración y proyecto: desafíos de la gestión cultural pública en Panamá

El 1 de julio inicia un nuevo período en el Ministerio de Cultura. Este cambio de liderazgo exige diagnosticar avances y desafíos de esta joven institución creada en 2009. La cultura, factor clave en el desarrollo sostenible y la democracia, aún no ha recibido tal reconocimiento en el imaginario colectivo. Para el ciudadano común no vinculado al arte o al patrimonio, la institución es irrelevante o siquiera sabe que existe

La razón de ser de este Ministerio no debe ser solo administrar edificios, dineros y personal, sino que debe ser, ante todo, un agente de transformación de la realidad, que genere apropiación ciudadana de la cultura y mayor bienestar colectivo a través de ella. Contribuir a consolidar, desde la cultura, un proyecto de país. Para lograr esto, algunos desafíos relevantes a enfrentar son:

- Construir participativamente la visión estratégica de mediano y largo plazo plasmada en una política pública de cultura con estrategias, planes y programas con objetivos e indicadores de cumplimiento claros. Ello permitirá tener una ruta medible, evaluable y ajustable, además de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.

- Realizar la reingeniería institucional que permita que la estructura de la Institución responda a las realidades del siglo XXI. Se requieren fortalecer con recursos y personal idóneo las áreas de reciente creación, como Derechos culturales y Economía creativa, crear otras indispensables como Cultura digital, y desconcentrar el Ministerio para que las direcciones regionales atiendan con eficacia las necesidades de los territorios.

- Implementar programas de formación permanente en gestión cultural, mediación, políticas públicas y derechos culturales para que el talento humano del Ministerio brinde servicios cada vez más eficientes y satisfactorios a la población.

- Rediseñar la cooperación internacional de manera que el Estado y la sociedad civil aprovechen activamente la asesoría de los organismos internacionales y las buenas prácticas de entidades homólogas extranjeras, pero sobre todo tener una voz propositiva en los foros mundiales sobre políticas culturales.

- Concertar alianzas con universidades para programas de formación de los agentes culturales en todas las áreas y profesiones vinculadas al sector.

- Fortalecer el enfoque social de la economía creativa que, además de emprendimientos, fortalezca economías solidarias, cooperativas e inclusivas con ingresos y seguridad social dignos para los trabajadores de la cultura.

- Implementar el Fondo Nacional de Culturas, que financiará proyectos culturales con impacto en el desarrollo sostenible.

- Implementar una Estrategia Nacional de Derechos Culturales que sensibilice a la ciudadanía en su reconocimiento y ejercicio efectivo.

En una sociedad donde siete de cada diez panameños se han sentido discriminados, según reveló una encuesta publicada a fines del año pasado, el reto fundamental del Ministerio de Cultura es transitar de la gestión tradicional a la gestación de un porvenir más justo e incluyente, en alianza con el sector privado y la sociedad civil.

El autor es abogado, gestor cultural y docente universitario