La relación entre la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y las comunidades de la cuenca es una historia de éxito fundada en la cooperación. Ello ya era así antes de que el Canal y todos sus activos pasaran a Panamá el 31 de diciembre de 1999, pero se ha fortalecido bajo administración panameña. Un episodio del que fui protagonista en los primeros años de la década de 1990, cuando me desempeñaba como director asociado de Relaciones Públicas, me permite ilustrar ese nivel de cooperación.
La Comisión del Canal utilizaba paneles solares para alimentar de energía a bajo costo las ayudas a la navegación ubicadas en el cauce del Canal. El robo de paneles había alcanzado niveles preocupantes, lo que indujo a la División de Protección al Canal a gestionar con la División de Medio Ambiente (que mantenía estrechos vínculos con las comunidades de la cuenca) y nuestra Dirección de Relaciones Públicas el diseño de un plan para reducir en lo posible el robo de paneles solares.
La División de Protección al Canal asignó al oficial de enlace José Tuñón para coordinar el diseño y ejecución del Plan con el suscrito en representación de la Dirección de Relaciones Públicas, y Ricardo Salazar, de la División de Medio Ambiente. Surgió un plan sencillo: seleccionamos las comunidades críticas, nos reunimos con los líderes comunales para exponerles el problema y pedirles que nos coordinaran reuniones con las respectivas comunidades.
En las reuniones con los líderes comunales les explicamos la importancia de los paneles para el tránsito de naves por el Canal, y el riesgo que implicaba para la seguridad de la navegación el robo de paneles solares; además, y con el fin de conectarlos más con la agencia, les presentamos videos en los que pudieron apreciar los beneficios que el Canal aporta a sus comunidades. Ello incluía desde limpiar de maleza acuática el lago que les sirve para recreación y como fuente de alimentos, hasta mantener los caminos y vías que les permiten desplazarse entre las comunidades y a los centros urbanos. También les repartíamos folletos informativos sobre el Canal, que ellos y sus hijos atesoraban.
La cooperación fue ejemplar; la incidencia de robos se redujo prácticamente a cero, y las divisiones involucradas desarrollaron una estrecha y fluida relación con esas comunidades. Hoy día, ya jubilado del Canal, observo con satisfacción que esa relación, ampliada para incluir a todas las comunidades de la cuenca del Canal, se ha fortalecido desde que Panamá asumió el control del Canal.
Esa relación incluye desde un programa de incentivos económicos ambientales, hasta un programa de apoyo al catastro y titulación de tierras a todo lo largo y ancho de la cuenca. Se trata de una relación proactiva de cooperación y confianza mutua, que ha permitido que gran parte de esas comunidades se beneficien del plan de desarrollo sostenible que promueve la ACP, combinando una mejor calidad de vida de los pobladores de la cuenca con la protección del medio ambiente.
Ejemplo del éxito de esta relación es el desarrollo del cotizado café de la cuenca denominado “Cuencafé”, que en 2024 generó ingresos por $1,100,000, beneficiando a 1,985 familias de la Asociación de Caficultores de la subcuenca de los ríos Ciri Grande y Trinidad de la Cuenca del Canal.
Esta relación de mutua cooperación viene a pelo frente a la urgente necesidad de aprovechar el potencial de Rio Indio para resolver las necesidades de agua del Canal y de la región metropolitana durante los próximos 50 años. Se trata de un proyecto de interés nacional que no solo resolverá las periódicas crisis de agua que sufren el Canal y la región metropolitana, sino que ha sido diseñado para mejorar la calidad de vida de las comunidades de Rio Indio.
Al respecto, el administrador de la ACP, Ricaurte Vásquez, dijo que “la gente es lo más importante en este proyecto”. Y añadió: “Tenemos que llegar a un entendimiento razonable, justo, en un proyecto que es de interés nacional”. De allí que esta agencia haya realizado un censo para determinar la población que será afectada. La obra generará entre 1,000 y 1,500 empleos directos y tres veces esa cantidad en empleos indirectos, lo que beneficiará a la población del área. En el ámbito social, el proyecto incluye desarrollo urbanístico, servicios públicos básicos y atender las necesidades individuales de los ciudadanos afectados.
Aquellos que tengan cultivos en el área que será inundada recibirán el acompañamiento para su reubicación y el apoyo financiero durante el tiempo que les tome entrar en producción. Además, por pasar a formar parte de la cuenca, recibirán los beneficios de los programas diseñados para sus pobladores. Y el acompañamiento de la ACP en este promisorio futuro será permanente.
En conclusión, como ha sido diseñado, el proyecto de Rio Indio no solo resolverá las necesidades de agua del Canal y la región metropolitana durante el futuro previsible, sino que traerá una mejor calidad de vida para los pobladores de esa abandonada región, incorporándolos al desarrollo nacional.
El autor es periodista.
