La Universidad de Panamá y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) suscribieron el 2 de junio de 2017 un convenio de cooperación que, por un lado, establece las bases para un intercambio de información y conocimientos entre especialistas de ambas entidades y, por el otro, crea el compromiso para “desarrollar proyectos conjuntos para beneficio del desarrollo nacional”. El hecho rescata una necesidad nacional justo en el año en que celebramos el aniversario 40 de la firma de los tratados Torrijos-Carter, elevando el tema del Canal al nivel que le corresponde, el de la academia.
Complace que bajo el liderazgo del rector Eduardo Flores Castro, la UP haya tomado esa iniciativa que ha gozado del amplio respaldo de la administración del Canal. Antes, en marzo de 2017, el Instituto del Canal (ICUP) de ese centro de estudios dio un primer paso en esa dirección, cuando celebró un foro titulado “Resiliencia del sector marítimo”, con el apoyo no solo de la agencia canalera sino de la Autoridad Marítima, la Universidad Marítima Internacional (UMIP) y la Cámara Marítima de Panamá.
El foro demostró que, con un liderazgo altamente profesional y académico, como el que disfruta hoy la UP, tanto el sector público como el privado y la sociedad civil pueden debatir, con altura y profundidad, los desafíos y oportunidades de Panamá, luego de invertir unos $6 mil millones en la ampliación del Canal. Las oportunidades son extraordinarias (ya algunos países vecinos las están aprovechando), pero los desafíos son mayúsculos. Uno de ellos es el de lidiar – y en el proceso defender los intereses de Panamá y los panameños – con las multinacionales dedicadas a la logística.
Al respecto de ese desafío, en el foro de marzo el jefe de Transporte y Energía de la Cepal, Ricardo Sánchez, advirtió que en 2015 los operadores portuarios globales que manejan puertos en la región generaron más de $18 mil millones en ingresos brutos. “Esta realidad pone en relieve el poder económico que estas empresas representan ante gobiernos que muchas veces no tienen las instituciones ni las leyes para hacerles frente en momentos de negociación o de regular el sector”, comentaría después en un artículo publicado bajo el titular Concesionarios poderosos, instituciones débiles, el consultor en logística Rodolfo Sabonge (La Estrella de Panamá, 6 de abril de 2017). Agravado, añado yo, cuando esos gobiernos son frecuentemente liderados o penetrados por políticos corruptos.
Por un lado, la alianza UP-ACP permitirá a la comunidad universitaria conocer a fondo la operación del Canal, los mecanismos de investigación de mercados y la aplicación de principios de inteligencia competitiva para añadir atractivo a la ruta panameña y, por el otro, a los ejecutivos e investigadores de la agencia canalera estar en sintonía con las inquietudes e ideas creativas de la comunidad universitaria; todo ello debe conducir a la materialización de la expectativa nacional de optimizar el aprovechamiento de nuestro principal recurso, el geográfico. Y, por supuesto, dará la confiabilidad a las iniciativas de nuevos proyectos para viabilizar ese gran objetivo nacional.
Como antecedente histórico de esta promisoria relación, recuerdo el foro anual “Visión del Canal y su futuro”, que coordinaba yo por la Comisión del Canal a principios de la década de 1980, atendiendo iniciativa del Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas de la Universidad Tecnológica, y la relación mutuamente beneficiosa que fraguamos a inicios de los años de 1990 con el recién creado Instituto del Canal. También en 2002 el entonces administrador de la ACP, Alberto Alemán Zubieta, suscribió un acuerdo con la UP sobre el tema ambiental, que expiró en 2006.
En buena hora, pero en esta ocasión de forma ampliada, el director del ICUP, Juan Navas P., ha logrado rescatar muy oportunamente esa provechosa relación. Curiosamente, cuando el actual administrador del Canal, Jorge Quijano, firmó el acuerdo en la colina con el rector Flores, se convirtió en el primer ejecutivo jefe de la agencia canalera en visitar la rectoría de la UP. Este acuerdo permitirá familiarizar a futuros profesionales panameños con las prácticas de clase mundial que se aplican en el Canal de Panamá, preparándolos para ingresar a las filas de esa agencia, compartir información histórica y estudios sociales, ambientales y de estrategia competitiva. Pero el aporte mayor será la integración que impulsará entre la empresa canalera y la comunidad académica y, a través de esta, con el resto del país. A las autoridades de una y otra entidad corresponderá materializar sus ambiciosos objetivos.