Un grupo de exministros de Relaciones Exteriores de América Latina y el Caribe hizo un llamado conjunto a favor de que la región asuma el liderazgo en la selección del próximo Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que debe empezar funciones el 1 de enero de 2027.
La declaración, al acercarse el 80.º aniversario del organismo, subraya dos elementos clave: el principio de rotación regional y la necesidad urgente de que una mujer ocupe, por primera vez en la historia, la máxima jefatura de la entidad internacional.
Aunque la práctica de alternancia por regiones no está formalmente establecida en la Carta de las Naciones Unidas, todo indica que en esta ocasión corresponde a América Latina y el Caribe.
La última vez que Latinoamérica estuvo al mando de las Naciones Unidas fue con el peruano Javier Pérez de Cuéllar, quien se mantuvo al frente de la organización durante dos períodos, entre el 1 de enero de 1982 y el 31 de diciembre de 1991.
“América Latina y el Caribe han contado con solo un Secretario General de la ONU en ocho décadas —una clara brecha en la representación global. Instamos a todos los Estados Miembros a apoyar que nuestra región asuma esta responsabilidad en el próximo ciclo”, señala el documento firmado por decenas de excancilleres de la región.
Entre quienes firman la declaratoria figuran los excancilleres panameños Isabel de Saint Malo (2014-2019), Janaina Tewaney (2022-2024) y Francisco Álvarez de Soto (2014).
Además de resaltar el momento propicio para que América Latina lidere nuevamente la ONU, la declaración enfatiza que el liderazgo global necesita transformarse, y hacerlo con criterios de género, mérito y representatividad.
“Es hora de que una mujer lidere las Naciones Unidas”, afirman los firmantes, destacando que en ocho décadas ninguna mujer ha ocupado el cargo de Secretaria General, pese a que existen figuras femeninas altamente calificadas en la región.
La declaración también advierte sobre los desafíos actuales que enfrenta el sistema multilateral, entre ellos el debilitamiento del respeto al derecho internacional, las crisis humanitarias y las crecientes tensiones geopolíticas.
Por ello, los exministros subrayan la necesidad de que el nuevo liderazgo en la Secretaría General sea capaz de reimaginar la gobernanza global, con un enfoque en los bienes comunes, la solidaridad y la cooperación efectiva.
Panamá, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el período 2025-2026, tendrá un rol estratégico en ese proceso de selección, que recae en dicho órgano.