Jimmy Carter, quien falleció el domingo a sus 100 años, entró en la historia de Estados Unidos con su improbable ascenso de magnate del maní (cacahuete) a presidente del país, pero su mayor legado fue redefinir la vida después de la Casa Blanca, con una labor tenaz que dejó una huella sin precedentes en la política estadounidense y mundial.
El expresidente Jimmy Carter, que falleció este domingo a los 100 años de edad, no completó más que un mandato en la Casa Blanca, pero en esos cuatro años lideró varios momentos históricos hasta que su popularidad fue dañada por la crisis de los rehenes en Irán. Pero su labor a favor de los derechos humanos y la democracia no cejó durante toda su vida tras la creación del reputado Centro Carter. Estos fueron algunos de sus hitos:
En su primer día como presidente, en enero de 1977, Carter declara un perdón general a todos los objetores de la Guerra de Vietnam que evadieron el reclutamiento en ese impopular conflicto, que finalizó con la caída de Saigón en abril de 1975, una salida traumática y humillante para los estadounidenses.
El 7 de septiembre de ese mismo año, Carter firma con Omar Torrijos la devolución del Canal de Panamá a los panameños. Los tratados Torrijos-Carter marcaron un hito para la soberanía panameña en esa vía de comunicación marítima entre el océano Pacífico y el Atlántico. El presidente electo Donald Trump ha criticado recientemente el paso dado por Carter y ha amenazado con volver a restaurar la soberanía estadounidense de esta franja que atraviesa el istmo.
Carter restablece la Sección de Intereses en La Habana en el otoño de 1977 en un intento de normalizar progresivamente las relaciones con la Cuba de Fidel Castro. Este desenfriamiento se va al traste con el éxodo masivo del Mariel hacia Florida entre la primavera y el otoño de 1980.
Carter auspicia y participa en los acuerdos de Camp David de septiembre de 1978 entre el presidente egipcio Anwar el Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin. Este paso histórico tras la fundación de Israel y las posteriores crisis en Oriente Medio servirán de marco para el acuerdo de paz y la normalización de relaciones entre Israel y Egipto de 1979.
En 1979, Carter decide restringir la ayuda militar a la junta militar en la guerra civil de El Salvador, aunque la mantiene ante la revolución sandinista del verano de ese año en Nicaragua.
En abril de 1980, Carter preside como Comandante en Jefe sobre el intento fallido de liberar a los rehenes estadounidenses de la embajada en Teherán, tomada por estudiantes de la revolución islámica que derrocó a Mohammad Reza Pahleví en 1979. Un helicóptero estadounidenses colisiona contra un avión en el desierto iraní y mueren 8 soldados. Los 52 secuestrados no serán liberados hasta enero de 1981, cuando Carter abandona la presidencia y da el relevo al republicano Ronald Reagan.
Carter y su esposa Rosalynn Carter fundan el Centro Carter en 1982 en Atlanta (Georgia) con el objetivo apoyar a la resolución de conflictos, defender los derechos humanos y prevenir la pobreza y la enfermedad en el mundo. A la postre, esta ONG se convertirá en una de las más influyentes y reputadas del mundo. Ese trabajo llevó al expresidente a recibir el Premio Nobel de la Paz en 2002.
El Centro Carter realiza su primera misión de supervisión electoral en las elecciones de 1989 en Panamá y declara la victoria del general Manuel Noriega fraudulentas. Desde entonces el Centro Carter monitoreará decenas de procesos electorales. En julio de este año declara que las elecciones presidenciales venezolanas, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) adjudicó a Nicolás Maduro “no satisfacen estándares internacionales de integridad electoral y no pueden ser consideradas democráticas”.
Entre 1994 y 1995, Carter media en negociaciones de desarme con Corea del Norte, de restauración democrática en Haití, alto el fuego en Bosnia o en la guerra civil sudanesa.
Carter se suma al grupo “The Elders”, creado por Nelson Mandela, para mediar en crisis internacionales y apoyar en la resolución de problemas globales.
Hasta 2015, Carter se mantuvo en activo en la mediación de crisis globales, medió en la liberación en 2010 de un joven maestro estadounidense en Corea del Norte e hizo una histórica aparición en la televisión pública cubana en una visita a la isla en 2002, con el objetivo de mejorar relaciones.