Una investigación que tomó más de un año permitió desmantelar una sofisticada red de corrupción dedicada al tráfico de drogas mediante el cambio de colillas de equipaje en el Aeropuerto Internacional de Tocumen.
Una gran cantidad de reclamos de maletas perdidas que nunca llegaron a su destino en Madrid o París, desde Tocumen, fue una de las pistas para la detención de alrededor de 30 personas en la operación Eros, cuya audiencia sigue este domingo.
Las autoridades confirmaron que en la estructura participaron funcionarios y exfuncionarios del aeropuerto, así como colaboradores externos y contactos en el extranjero.
El gerente general de Tocumen, José Ruiz Blanco, confirmó que en la red participaban funcionarios y exfuncionarios del aeropuerto.
“Esto no es algo sencillo. Para que un esquema así funcione, tiene que haber mucha gente involucrada, tanto dentro como fuera del aeropuerto”, afirmó Blanco al explicar a los medios lo que ocurría con el cambio de las coletillas de las maletas, o etiquetas de identificación.
Ruiz Blanco explicó que la modalidad consistía en cambiar esa etiqueta que ya habia sido colocada al equipaje de pasajeros que viajaban principalmente a Europa y se lo colocaban a otras maletas.
“El pasajero dejaba su maleta en el counter y, en áreas internas donde operaban estos funcionarios con apoyo externo, retiraban la maleta buena, colocaban la que traía droga —la preñada—, le cambiaban la colilla y esa era la que viajaba. La red en el país de destino simplemente la recogía como cualquier viajero”, detalló.
El gerente agregó que el incremento “inusual de reclamos de maletas que no podían ser identificadas y no aparecían” encendió las alarmas y permitió detectar la irregularidad.
Ruiz Blanco enfatizó que para ejecutar este tipo de manipulación se requiere infiltración profunda en los procesos operativos, manejo de cámaras, control de áreas restringidas y coordinación internacional.

Sobre el papel de los viajeros, José Ruiz Blanco fue enfático en que los pasajeros no tienen responsabilidad ni capacidad para evitar este tipo de manipulación criminal.
Explicó que el viajero únicamente entrega su equipaje y aborda su vuelo, por lo que no puede intervenir en los procesos internos donde ocurría el intercambio de colillas. “El pasajero no puede hacer absolutamente nada; esto le corresponde a las autoridades y a los sistemas de seguridad poner la casa en orden”, afirmó el gerente al señalar que en estos casos los pasajeros no consiguieron sus equipajes en el país de destino y al no estar identificadas no se podían conseguir tan fácilmente.
Ruiz Blanco explicó que, como parte del reforzamiento de la seguridad, se creó un Centro Logístico de Seguridad dentro del aeropuerto, donde se unifican todas las agencias de seguridad del Estado.
Señaló que esta integración permite que todas las instituciones trabajen coordinadamente para enfrentar y frenar las actividades ilícitas que hoy están saliendo a la luz.
“Esto es apenas el principio. Estamos poniendo la casa en orden”, aseguró.



