La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) es vista por los países usuarios de la ruta, como una empresa modelo con altos estándares de eficiencia, seguridad y confiabilidad. Los panameños la vemos como una empresa modelo, insignia de nuestra identidad nacional, que brinda enormes beneficios al país, incluyendo fuentes de empleo bien remuneradas, con estabilidad, a más de 10,000 panameños. Ambas percepciones son reales.
La administración panameña del Canal ha señalado y reiterado que el principal activo del Canal es su recurso humano y esto lo ha demostrado respetando su estabilidad, mediante la capacitación para promover su potencial y creando y manteniendo instalaciones para su solaz y salud física. El ambiente laboral que vive el colaborador canalero hoy día es muy diferente al que tuvieron que superar bajo administración estadounidense.
Antaño rigió en el Canal la doble escala salarial, conocida en sus orígenes como gold roll y silver roll; bajo este esquema, los panameños ganaban un salario muy inferior que los estadounidenses por igual trabajo, y sus categorías de empleo estaban limitadas a los niveles más bajos. También se discriminaba en las vacaciones: los zonians ganaban 11 horas por cada dos semanas de trabajo, mientras que los panameños ganaban solo 9 horas.
El viejo sistema de gold roll y silver roll fue abolido el 21 de noviembre de 1948, pero en la práctica se mantuvo aun después de que se aprobase el 2 de julio de 1964 la Ley de Derechos Civiles en Estados Unidos. Fueron necesarias luchas de sindicatos como los Locales 900 y 907, la National Maritime Union y otros, y del apoyo de varios gobiernos, para que esas anacrónicas prácticas quedaran en el pasado. La eliminación de la discriminación en las vacaciones fue lograda por la Comisión de Igualdad de Vacaciones, liderada por un grupo de empleados panameños encabezados por George Mercier y Edsel Wong.
El régimen laboral especial que hoy rige a los empleados del Canal fue producto de los diálogos de Coronado, en los cuales los sindicatos canaleros accedieron a renunciar al derecho a huelga y al XIII mes, a cambio de que se les mantuvieran los beneficios laborales del régimen estadounidense, y se creara un ente autónomo (la Junta de Relaciones Laborales) para dirimir los conflictos obrero patronales. Los fallos de esta solo son apelables ante la Corte Suprema de Justicia.
Los líderes sindicales de los años 90 fueron artífices en el logro del título constitucional y de la ley orgánica, que blindan a la ACP contra la injerencia político partidista. Este blindaje ha impedido que la Asamblea Nacional interfiera en el manejo del presupuesto de la agencia, algo que ha intentado hacer ese órgano del Estado por lo menos en dos ocasiones.
Hoy día, los empleados del Canal disfrutan de niveles de salario mucho mayores que el promedio de sus pares en Panamá. Además, ha diseñado políticas internas para desarrollar el potencial de sus colaboradores. De allí que la ACP sea una muy atractiva fuente de empleo para muchos panameños, que la consideran la mejor empresa nacional.
Gracias a ese manejo y al extraordinario esfuerzo de todos sus colaboradores, es que la ACP ha podido mantener un servicio ininterrumpido al comercio mundial en plena pandemia.
Además de garantizar un servicio de calidad durante todo este periodo a la industria naviera, la ACP se ha ocupado de adoptar medidas internas para reducir al mínimo el impacto de la Covid-19 en su equipo de colaboradores, particularmente de aquellos involucrados en las operaciones de tránsito.
La actual administración ha señalado tener una política de puertas abiertas, no solo a sus gremios, sino a sus colaboradores. Por ello sorprende escuchar a un grupo de líderes sindicales haciendo toda clase de acusaciones sobre problemas que, abordados con mutuo respeto, bien pudieran resolverse para beneficio del Canal, del país y del comercio mundial.
Los dirigentes deben tener presente que políticos inescrupulosos están esperando la oportunidad propicia para meter sus narices en el manejo del Canal. Y esto sería el fin de la ACP como una agencia que es orgullo nacional.
El autor es periodista