El juicio al presidente de Estados Unidos está poniendo a prueba la resistencia de las instituciones políticas y jurídicas de ese país. La accidentada presidencia de Trump se ha venido decantando entre escándalos, renuncias, conflictos con los medios de comunicación y una mayor repulsa popular a los discursos racistas, sexistas y xenófobos del mandatario. Al igual que otros empresarios metidos a políticos, Trump cuenta con el respaldo de importantes canales, cadenas de radio y tabloides sensacionalistas, que se dedican a exaltar su figura para el alimento político de su base electoral. Las semanas de audiencias públicas en el Congreso han expuesto cómo el servilismo de las figuras políticas ha chocado con el profesionalismo de los funcionarios de carrera diplomática y de los servicios de inteligencia. La gran lección de este proceso, es que a las democracias hay que cuidarlas siempre.
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