Panamá necesita una actualización de su sistema fiscal para mantener su competitividad y atraer inversiones de alto valor, advirtió Ubaldo González, especialista eb materia fiscal y tributaria, durante su intervención en el II Congreso Tributario de la Asociación Internacional Fiscal (IFA por sus siglas en inglés) capítulo Panamá.
Según el experto, el país debe adoptar estándares internacionales que permitan mejorar la transparencia, salir definitivamente de listas que afectan su reputación y alinearse con las nuevas exigencias globales en materia tributaria.
González fue categórico al afirmar que “el sistema panameño no es competitivo y está desalojando la inversión corporativa”, al señalar que muchas empresas optan por jurisdicciones más claras, eficientes y modernas.
Actualmente en Panamá la tasa de impuesto sobre la renta es del 25%, pero existen zonas económicas que tienen una tasa disminuida que en algunos casos puede ser de solo el 5%. Hay distinción entre zonas económicas en áreas como Panamá Pacífico, o las empresas sedes multinacionales o incluso en las zonas francas y libres como la de Colón, en este último no pagan impuesto sobre la renta sino otros tributos.
Enfatizó que Panamá se encuentra en un punto de inflexión y que la pregunta central ya no es si debe reformarse, sino “cuál Panamá quiere ser”.
En sus palabras, el país debe decidir entre mantener un esquema basado en prácticas del siglo pasado o migrar hacia “un modelo tributario estándar moderno” que le permita integrarse plenamente a la economía global.
El especialista recordó que las clasificaciones internacionales con las listas, tienen un impacto real sobre el clima de negocios en Panamá.
“Las listas de paraísos fiscales son un estigma y afectan la reputación del país”, señaló, al destacar que la única salida sostenible es avanzar hacia mayores niveles de transparencia y cooperación.
Añadió que Panamá tiene el potencial de posicionarse como un hub regional competitivo, siempre y cuando adopte “reglas claras, previsibles y alineadas con los estándares internacionales” que hoy exigen organismos multilaterales y socios comerciales.
González también advirtió que los cambios no deben verse únicamente como obligaciones externas, sino como una oportunidad para fortalecer la administración tributaria y generar un entorno que promueva inversión, innovación y crecimiento.
“El modelo panameño ya no funciona en el contexto del siglo XXI”, insistió ante un auditorio lleno de abogados tributarios, economistas y analistas de inversión.
Para atraer empresas globales, dijo, se requiere un sistema coherente, transparente y que reduzca riesgos regulatorios y reputacionales.

El experto precisó que Panamá está en una posición estratégica para liderar en la región si moderniza su estructura fiscal. “El país puede ser el Singapur de América, pero necesita reglas del siglo XXI, no del siglo XX”, sostuvo. La actualización del modelo tributario, reiteró, no es solo deseable, sino urgente para competir en un entorno global cada vez más exigente.
González también abordó el debate sobre la territorialidad fiscal, señalando que si bien ha sido un pilar del sistema panameño, hoy requiere una revisión profunda para evitar que se convierta en una limitante.
Explicó que el concepto, tal como está estructurado, “no es competitivo en el contexto actual y no permite atraer inversión corporativa real”, porque ya no responde a las exigencias internacionales de transparencia ni a los nuevos estándares de tributación global.
Aclaró que no se trata de eliminar la territorialidad, sino de modernizarla y alinearla con mejores prácticas, de modo que Panamá pueda seguir aprovechándola sin quedar rezagado ni quedar expuesto a nuevas señales de riesgo por parte de organismos globales.


