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Tragedia en el lago Gatún: un llamado a reforzar la seguridad marítima

El barco MICA, donde ocurrió el accidente, es un tanquero con bandera de Liberia. Tomado de www.vesselfinder.com El barco MICA, donde ocurrió el accidente, es un tanquero con bandera de Liberia. Tomado de www.vesselfinder.com

El accidente ocurrido en el lago Gatún, donde un joven marino perdió la vida al caer desde la cubierta de un buque al agua, ha encendido las alarmas sobre la importancia de cumplir estrictamente las disposiciones de seguridad en el sector marítimo.

Este lamentable hecho, ocurrido el pasado sábado 4 de enero y que cobró la vida de un tripulante oriundo de la India, destaca la necesidad de reforzar las prácticas de seguridad, incluyendo el uso obligatorio de chalecos salvavidas y arneses en tareas de alto riesgo.

El incidente, que ocurrió después de que el buque transitó por las esclusas de Gatún con dirección hacia el Pacífico, dejó al descubierto vulnerabilidades en la supervisión de las normativas en algunas embarcaciones. Según expertos de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), existen protocolos claros y convenios que, de haberse aplicado, podrían haber evitado esta tragedia. “Un chaleco salvavidas pudo haberle permitido mantenerse a flote”, señaló Carlos Sandoval, representante de la ITF en Panamá.

De acuerdo con información recabada por La Prensa, el marino cayó al lago Gatún tras perder el equilibrio cuando se encontraba en la cubierta colocando la escala que se utiliza para ascender o descender del barco. El cuerpo sin vida del marino fue recuperado dos días después.

En la industria marítima, una de las más reguladas del mundo, las auditorías de seguridad y las reuniones periódicas de prevención son fundamentales. Sin embargo, en algunos casos en la práctica los documentos pueden convertirse en simples formalidades. “El papel lo aguanta todo, pero si no hay cumplimiento real, el riesgo permanece”, afirmó Sandoval, al subrayar la importancia de la supervisión efectiva tanto a nivel interno como externo.

El capitán del buque y los jefes de departamento de la embarcación son los responsables directos de garantizar el cumplimiento de los procedimientos a bordo. Estos incluyen evaluaciones de riesgo previas a cualquier trabajo peligroso, como el uso de arneses y la presencia de supervisores capacitados durante las maniobras. La falta de estos controles podría convertir situaciones prevenibles en tragedias inevitables.

El buque MICA, que está bajo bandera de Liberia, ha sido objeto de escrutinio desde el accidente. Aunque la compañía operadora ha mostrado disposición para colaborar en las investigaciones y atender a los familiares de la víctima, el incidente expone fallas en la implementación de normas internacionales, como el Convenio sobre el Trabajo Marítimo de la OIT. Este establece estándares mínimos para la protección de los trabajadores en el mar.

La experiencia del joven marino también fue un factor relevante. Según información preliminar, el fallecido tenía poca trayectoria en la industria, lo que resalta la necesidad de programas más rigurosos de capacitación y supervisión para quienes están en sus primeras asignaciones. “La supervisión a bordo es crucial, especialmente para los marinos ordinarios, que recién inician su carrera”, puntualizó Sandoval.

Además de las responsabilidades individuales, las autoridades locales tienen un papel vital en la investigación y fiscalización de estos casos. En Panamá, país marítimo por excelencia, le corresponde a la Autoridad Marítima de Panamá, a través de las Organizaciones Reconocidas (OR), velar por el cumplimiento de las normativas internacionales para garantizar la seguridad de las tripulaciones.

De acuerdo con fuentes del sector, accidentes como este no solo generan pérdidas humanas, sino que también impactan la reputación y la operación de las compañías involucradas. La prevención y el cumplimiento estricto de las normas son las únicas vías para evitar tragedias futuras.

Como bien destacó el representante de la ITF, “las tragedias no siempre se pueden evitar, pero las negligencias sí”.