Economía

¿Qué pasó con los 25 mil 400 millones de dólares que el Canal de Panamá le entregó al Estado?

CANAL DE PANAMÁ Esclusas de Miraflores. El Canal de Panamá cumplió 110 años. LP Alexander Arosemena (ALEXANDER AROSEMENA)

Cumplidos los primeros 110 años desde la apertura del Canal de Panamá y con el desafío de construir un reservorio de agua multipropósito en río Indio, se hace fundamental realizar un profundo cuestionamiento sobre lo que ha pasado con los aportes del Canal al Estado panameño. En otras palabras debemos entender lo que sucedió con las utilidades canaleras en el siglo XXI producto de la lucha soberana del siglo XX.

El Canal de Panamá fue transferido a manos panameñas al mediodía del 31 de diciembre de 1999. Desde esa fecha hasta el 31 de diciembre de 2023, el Canal le dio utilidades al Estado panameño por unos 25 mil 400 millones de dólares. Este dinero no era el resultado de impuestos ni de préstamos, sino que era la ganancia del sacrificio de los panameños y panameñas.

Con 25 mil 400 millones de dólares se pudo tener la mejor red hospitalaria de América Latina, los mejores centros educativos de la región, las mejores carreteras, agua potable para el 100% de la población, un servicio confiable de electricidad barata e Internet universal en todo el país. Nada de eso existe. El panorama de la infraestructura pública es dantesco, la mala calidad de los servicios y utilidades castiga a todo el país, y nuestro sistema de salud al igual que el de educación no están donde deberían estar.

Se suma la deuda

En el año 2000, Panamá tenía una deuda pública de aproximadamente 8 mil 127 millones de dólares. El año 2023 cerró con una deuda pública de 47 mil 25 millones de dólares. Es decir, unos 38 mil 898 millones más que en el año 2000. Si sumamos los aportes del Canal y el aumento en deuda pública tendríamos un monto aproximado de 64 mil millones de dólares en ingresos del Estado, adicionales a los impuestos, tasas, multas y el producto de la venta de los bienes y servicios por parte del propio Estado que supera en decenas de miles de millones a lo aportado por el Canal y a lo contraído en deuda pública. ¿Qué pasó con todo ese dinero?

En principio, se hicieron a lo largo de cinco gobiernos distintos importantes obras que nos sirven a todos: el puente Centenario, la ampliación de la carretera Panamericana, el saneamiento de la bahía de Panamá, dos líneas del Metro de Panamá, tres cintas costeras, un nuevo centro de convenciones, un puerto de cruceros, la segunda terminal del Aeropuerto Internacional de Tocumen, la compra de los corredores, la renovación urbana de Colón, miles de millones de dólares en subsidios y créditos fiscales, y decenas de miles de millones de dólares en salarios de funcionarios. Nos comimos la plata, y las tareas fundamentales del país quedaron sin atender.

Ahora que tocan las vacas flacas, aquellos animales famélicos resultantes del despilfarro, la corrupción, la improvisación y su otra cara, la ausencia de planificación. Lo que han hecho los últimos cinco gobiernos es de verdad imperdonable. Nos condenaron al atraso, a la falta de competitividad y al subdesarrollo.

Todos tuvimos la culpa. Mientras nos maravillábamos con los rascacielos, los centros comerciales y la multiplicidad de casas de playa, caballos de paso, yates, helicópteros y el ocasional avión, dejamos que el país se nos fuera de las manos.

En los últimos diez años el subsidio del arroz sumó más de 800 millones de dólares. Con ese dinero se pudo modernizar a todo el sector agropecuario con sistema de riego, investigación para desarrollar mejores semillas, nuevas técnicas agrícolas, y un aumento generalizado de la calidad y de la producción. En su lugar el dinero −el suyo y el mío− se fue a unos pocos bolsillos de los que pagan las campañas electorales, y de los que deciden las verdaderas políticas públicas en Panamá.

Igual pasó con la descentralización, tanto la “paralela” como la “auténtica”, desfilaban cientos de millones de dólares al año a municipios y corregimientos en manos del partido de gobierno.

Con este dinero, el país debería estar volando, pero no fue así. Basta la anécdota de un solo corregimiento, en el cual según sus residentes, el representante de corregimiento puso una lechería y desvió el acueducto del lugar para proveer del vital líquido a su empresa. Como no se le conocía otro ingreso, relación bancaria o herencia, el afortunado representante debió ganar un Gordito del Zodiaco o algo así. Todo menos pensar que los fondos de la descentralización fueron a dar a la lechería y que de paso la comunidad se quedó sin agua.

Luego está el penoso tema de los auxilios económicos. Doblemente terrible porque los auxilios pudieron significar un cambio para mucha gente meritoria. Centenares, quizás miles de talentos panameños se quedaron sin estudiar porque los más de 400 millones de dólares en auxilios económicos que otorgaron las administraciones de Varela y Cortizo, no fueron usados en su totalidad para ayudar a quien de verdad se lo merecía. Imaginemos cuántos médicos se quedaron sin especializarse, y qué decir de todas las ramas y disciplinas en las que Panamá se ha quedado atrás y carece de suficientes talentos en temas como energía solar, genética, inteligencia artificial, robótica o alguna similar. Esos profesionales que evitamos que estudiaran, nos hacen y nos harán una gran falta.

En las próximas semanas y meses veremos el ritual de funcionarios y exfuncionarios desfilando por el Ministerio Público, explicando en televisión que “la finca se compró con ingresos familiares, o que “va a devolver el dinero lo más pronto posible”. Todos con sus caras largas, y con la expresión entremezclada de sorpresa, miedo y pánico escénico. Después de todo, ellos no pensaban que iban a perder.

Seguramente el Canal de Panamá desarrollará los proyectos que sean necesarios para procurar el agua que requiere el área metropolitana, así como el agua que le urge para el funcionamiento del propio Canal. Los aportes de la vía interoceánica al Estado panameño aumentarán, y nuevos megaproyectos o subsidios aparecerán para gastarse ese dinero también. En un perverso juego del gato y el ratón, entre más dinero tiene el Estado panameño más se pierde, más se bota, y más se roba. Si no se cambia, con ayuda internacional la forma de usar nuestros fondos, e incluso la manera en que está organizada esta economía que todo lo apuesta al gobierno y que todo se amarra al Canal y a sus alrededores, el país quedará entrampado en el cuarto mundo.

El próximo cheque del Canal de Panamá al Estado panameño, el que corresponde al año fiscal 2024, superará los 2 mil cuatrocientos millones de dólares. El cheque que viene el próximo año fiscal será de más de 2 mil 700 millones de dólares. Cuando el Canal cuente con el reservorio de río Indio esos cheques serán de 3 mil o 4 mil millones de dólares. Cada uno de esos dólares, al igual que cada centavo que aportamos con nuestros impuestos y otros pagos que hacemos los panameños, tienen que ser sagrados. No podemos permitir que se tire a la basura nuestro presente y nuestro futuro.