Llegó junio, y eso en Panamá solo puede significar una cosa: la selección vuelve al ruedo. Vuelven las eliminatorias, vuelve la emoción, y sí, vuelve ese nerviosismo sabroso de cuando hay juego de la Marea Roja. Pero ojo, porque esta vez el camino al Mundial es otro. Literalmente otro. Esto no se parece a ningún proceso anterior, y si todo sale bien, podríamos estar celebrando el pase al Mundial antes de las fiestas patrias. ¿Cómo así? Aquí va la vuelta.
Primero: el Mundial 2026 lo organizan Estados Unidos, México y Canadá, así que ya están clasificados por ser anfitriones. La zona de Concacaf tendrá tres boletos directos y dos repechajes en juego. Hay espacio, hay opciones, y lo mejor: el formato es mucho más favorable para Panamá.
En esta segunda fase, hay seis grupos de cinco equipos, y los dos primeros de cada grupo avanzan a la ronda final.
¿Y cómo vamos? Bien. Hace un año ya ganamos los dos primeros partidos. Con los goles del Pumita y el Fulo vencimos 2-0 a Guyana en el Rommel y luego 3 a 1 a Montserrat en Nicaragua. Ahora toca cerrar con la misma contundencia: este sábado vamos a Belice y el martes recibimos a Nicaragua en casa.
Probablemente el mismo sábado ya estaremos festejando el pase a la fase final y el martes sea protocolo. Y aquí es donde viene la salsa.
La fase final arranca en septiembre y se juega en tres ventanas: septiembre, octubre y noviembre. Tres grupos de cuatro selecciones. El primero de cada grupo va directo al Mundial. Aparte hay dos cupos para el repechaje.
¿Y con quién nos toca? Todavía no se sabe. Concacaf hará un sorteo en un par de semanas. Pero ojo al dato: por el ranking FIFA nos van a separar de Costa Rica y Jamaica, así que no los tendremos como rivales en esta vuelta. Otro punto a favor.
Selecciones como Honduras, Trinidad, Curazao, Haití o El Salvador de Bolillo y Bukele podrían ser algunos rivales de la Thomaseta.
Si todo sale bien, cuidado y en octubre hay caravana, porque este equipo está para ganarle a todos y en cualquier lugar.
Este equipo tiene con qué. Hay un grupo talentoso, con figuras consolidadas como Carrasquilla y Murillo, además que los nuevos que vienen pidiendo minutos.
Y sobre todo, hay una deuda pendiente de la última eliminatoria. Ya sabemos lo que es ir a un Mundial, y tenemos un proceso con Thomas Christiansen que va para cinco años, con trabajo, identidad, y un fútbol que le quita el balón a los rivales.
Así que sí, el camino cambió. No hay Hexagonal, ni Octagonal. Pero eso no lo hace menos importante. Estos puntos valen igual, y el sueño es el mismo.
Lo difícil ya lo vivimos antes. Esta vez, nos toca escribir nuestra historia con final feliz. Y que nadie se confunda, no se trata de creernos más, simplemente estamos listos pa’l Mundial.