Es increíble cómo pueden cambiar las cosas de un partido al otro. Después de la algarabía que trajo la victoria histórica en el Estadio Cuscatlán, volvimos a poner los pies sobre la tierra con este empate agónico, con sabor a derrota, en casa ante Surinam.
Panamá aún no está eliminado, pero se ha alejado de la clasificación a la Copa del Mundo, en especial después de haberse colocado tan cerca hace unos días. Se podría decir que La Roja se encuentra en una especie de limbo o purgatorio.
La selección tiene medio pie afuera del Mundial, pero al ser aún co-líder del grupo, aunque con un gol menos, también sigue teniendo medio pie dentro. El otro pie está en una zona gris que se decidirá en la ventana de noviembre.
En esa ocasión visitaremos a una Guatemala inspirada y motivada y recibiremos a un El Salvador prácticamente eliminado. Ahora, enfoquémonos en lo bueno (muy poco), lo malo, lo feo y lo temible que nos dejó esta cuarta fecha de la eliminatoria mundialista de Concacaf.
Lo bueno: San Orlando “Cuti” Mosquera
En los viejos tiempos, cuando Jaime Penedo era el arquero de la selección, se le bautizó con el apodo “San Penedo” por las incontadas veces que salvó a Panamá. A partir de anoche, podemos bautizar a Cuti Mosquera como “San Orlando Mosquera” por las intervenciones que tuvo a lo largo del partido.
La primera llegó en el minuto 38, con el partido 1-0 a favor de Surinam, en una jugada idéntica al gol: desborde por derecha, centro al área, pero esta vez, una atajada clave.
La segunda fue en el minuto 68, con el marcador aún 1-0, salvando nuevamente tras un remate desde el borde del área. Estas intervenciones prepararon el camino para que un único gol significara el empate y el rescate de un punto.
Lo malo: De seis puntos disputados en casa, hemos perdido cuatro
En los últimos años el Estadio Rommel Fernández se había convertido en una fortaleza para la selección. Estados Unidos, Canadá y Costa Rica cayeron allí, y México no gana en Panamá desde hace 25 años.
Sin embargo, en esta fase final de la eliminatoria de Concacaf, el patrón se rompió. Ante Guatemala y Surinam, Panamá no supo resolver ni mantener ventaja. Dos empates sin dominio nos alejan del Mundial cuando, de haber ganado, bastaría un empate para clasificar.
La clave para clasificar a un Mundial es ganar en casa. En 2022, los empates contra Costa Rica y Honduras marcaron la diferencia entre clasificar al repechaje y quedar fuera.
En noviembre, es obligación ganar ambos partidos: en Guatemala y ante El Salvador. Si no se gana, al menos en el Rommel Fernández, Panamá no merecerá ir al Mundial.
Lo feo: Ya no controlamos nuestro destino
Tras la ventana de septiembre, Panamá aún controlaba su destino. Luego del triunfo en el Cuscatlán, dependía totalmente de sí misma. Hoy, tras el empate ante Surinam, ya no es así.
Panamá puede superar a Guatemala y El Salvador, pero no depende de sí para superar a Surinam. De hecho, Guatemala controla su propio destino: si derrota a Panamá y a Surinam en casa, jugará su primer Mundial.

Actualmente, Panamá y Surinam tienen los mismos puntos y diferencia de goles, pero los surinameses han anotado un gol más. Esa ligera ventaja existe porque Surinam ganó 2-1 en San Salvador y Panamá solo 1-0.
La oportunidad de sacar ventaja se perdió con los empates. Lo único que Panamá puede controlar ahora es ganar por la mayor cantidad de goles posible, lo que podría definir la clasificación. Una diferencia de gol positiva fue la clave para clasificar a Rusia 2018.
Lo temible: Todo indica que no habrá repechaje para el segundo del Grupo A
Previo al inicio de esta ronda, la posibilidad del repechaje intercontinental daba oxígeno. Pero ahora, ese escenario parece desvanecerse.
En el Grupo B, Curazao es el mejor segundo con ocho puntos. Si gana a Bermuda y pierde o empata con Jamaica, podría alcanzar 11 o 12 puntos, una cifra difícil de superar para el Grupo A.

En el Grupo C, Costa Rica y Honduras están en la lucha. Honduras podría alcanzar 11 puntos si vence a Nicaragua y Costa Rica nueve, pero con mejor diferencia de gol, si le gana a Haití, y luego definirían el grupo en San José.

Todo apunta a que el segundo del Grupo A no alcanzará el repechaje. Por eso, Panamá debe ganar sus dos finales ante Guatemala y El Salvador, sin margen de error ni excusas.