Panamá volvió a dejar puntos en casa, esta vez contra Surinam, y complicó sus posibilidades de clasificar a la Copa del Mundo. Por más que no estén, en esta ocasión, los cucos del área, México y Estados Unidos participando en la eliminatoria, esto nunca iba a ser fácil.
El rival también juega, y su planteo táctico también influye sobre el desarrollo de un partido. La estrategia de Surinam fue clara desde el inicio: ceder la pelota a Panamá y jugar al contragolpe.
Durante los primeros 45 minutos, su plan le salió a la perfección, anotando un gol de contragolpe al minuto 21 y, por poco, no repitiéndolo al 38 con una jugada idéntica. Panamá, en cambio, falló en su estrategia y volvió a dejar dudas sobre su nivel de juego y el bajón futbolístico que atraviesa actualmente. En un análisis posterior a la eliminación de la Copa Oro, lo resalté por primera vez y advertí que, si no se cambiaba el rumbo, esta eliminatoria podría complicarse.
En la previa del partido se compartieron tres puntos clave que determinarían el desenlace para Panamá y, lastimosamente, se falló en todos.
La primera observación fue que era importante mantener la cabeza fría y no dejarse llevar por las emociones. Un partido de fútbol dura 90 minutos más el tiempo adicional, y un solo gol basta para ganarlo. Lo más importante es que no te hagan un gol a ti.
Panamá salió de forma ansiosa y desordenada a buscar el gol desde el inicio y descuidó su defensa. Esto permitió que el rival lo encontrara mal posicionado en tres ocasiones durante el primer tiempo. La primera fue desviada por Michael Amir Murillo, la segunda fue el gol de Surinam, y la tercera, una atajada salvadora de Orlando Mosquera.
Con poco esfuerzo, Surinam estuvo cerca de irse al descanso con tres goles de ventaja, producto de jugadas idénticas. Aunque no dominaron la posesión, sí controlaron los hilos del partido durante los primeros 45 minutos.
Por momentos, Panamá pareció jugar sin urgencia y con miedo de ganar. ¿Cómo es posible que, estando en el minuto 60, perdiendo 1-0 en casa, sigan pasando el balón en el medio campo sin intentar conectar con los delanteros?

Durante todo el partido, en cada centro al área, los jugadores de Surinam ganaban la posición, pero Panamá insistía con la misma estrategia, sin atreverse a probar otras opciones como rematar desde fuera del área.
Panamá tiene jugadores con buena pegada. Adalberto Carrasquilla ha marcado desde fuera del área con Pumas de México, y Fidel Escobar ha hecho golazos de tiro libre con la selección. Sin embargo, pareciera que, últimamente, se olvidan de eso cuando visten la camiseta nacional.

Panamá tuvo 28 remates, ocho al arco (varios en los últimos minutos de cada parte), 68% de posesión y más de 600 pases. A eso se le llama falta de efectividad.
Thomas Christiansen dijo después del partido que “pesa jugar en el Rommel”, pero anoche el estadio despertó en el momento más importante.
Desde el minuto 75, la fanaticada se levantó e impulsó al equipo hacia el empate. Ese gol en el sexto minuto de reposición fue mérito del empuje de la hinchada y del buen posicionamiento de Ismael Díaz, goleador de la Copa Oro 2025, quien debe ser titular en noviembre.
Por cosas del destino, Panamá sacó un punto de un partido que parecía perdido, y eso permite mantenernos con vida antes de la ventana de noviembre. Pero allí, habrá que demostrar de verdad para qué estamos.
La Roja tiene que dar un golpe de autoridad en Guatemala y luego triunfar de forma categórica ante El Salvador en el Rommel Fernández. Son dos partidos de vida o muerte, y hay que ganar los dos.