La noche del viernes tuvo un matiz especial en el Aeropuerto Internacional de Tocumen: Hernán Darío “Bolillo” Gómez volvió a pisar suelo panameño y fue recibido con una calidez que desbordó lo deportivo.
Tamboritos, acordeón y un ambiente de celebración acompañaron la llegada del entrenador colombiano, hoy al frente de la selección de El Salvador, que aterrizó en la capital panameña para afrontar su compromiso eliminatorio del martes 18 de noviembre.
El conjunto salvadoreño, que viene de caer 4-0 en Paramaribo, arribó antes de las 7:00 p.m. como parte de una ventana que los obliga a disputar dos partidos consecutivos en condición de visitante. Tras las formalidades de migración y el efusivo recibimiento que claramente tomó por sorpresa a varios miembros del plantel, la delegación cuscatleca se dirigió directamente al hotel de concentración ubicado en el centro de la ciudad. La planificación establece que este sábado trabajarán en horas de la tarde, en lo que será la primera sesión en territorio panameño antes de su duelo en el estadio Rommel Fernández.
El técnico no ocultó lo que sintió al reencontrarse con un país donde su figura permanece ligada a uno de los capítulos más grandes de la historia futbolística panameña.
“Me siento bien recibido a pesar que estamos en otro bando. El cariño y agradecimiento siempre para todos los panameños. El primero nunca se olvida”, expresó con evidente nostalgia.
Y es que la relación entre Panamá y el entrenador colombiano trasciende resultados: es un vínculo marcado por la clasificación a Rusia 2018.

Más allá del peso emocional, los números de su ciclo también describen un paso sólido y extenso. Bajo su mando se disputaron 72 partidos: 23 victorias, 21 empates y 28 derrotas, con 72 goles anotados y 88 recibidos.
Dentro de ese recorrido destacan 31 amistosos y 41 partidos oficiales, incluidos los encuentros de dos Copas Uncaf, dos Copas Oro, la Copa América Centenario y su fase clasificatoria, además de los 16 duelos correspondientes a la eliminatoria rumbo a Rusia 2018.
Curiosamente, esta no será la primera vez que el Bolillo enfrente a Panamá en el Rommel Fernández. Ya lo hizo en dos ocasiones: un amistoso ante Ecuador en 2018 y un duelo de la octagonal mundialista de 2022 dirigiendo a Honduras. Ambos compromisos terminaron 1-1, una coincidencia estadística que añade un matiz adicional al reencuentro que se avecina.


