El aumento alarmante de casos del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en la comarca Ngäbe-Buglé ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias, ya que esta región superó a Panamá Oeste en el número de nuevos diagnósticos, a pesar de contar con una población significativamente menor.
Según cifras del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa) de 2024, la comarca registró 317 nuevos casos de VIH/sida, mientras que Panamá Oeste alcanzó 248. Estas estadísticas reflejan la grave situación que enfrenta esta región indígena, donde la propagación del VIH y sida resulta desproporcionada en comparación con otras áreas del país.
Aunque es una de las zonas menos pobladas, Ngäbe Buglé se ha convertido en el epicentro de la epidemia, lo que evidencia las profundas desigualdades en el acceso a servicios de salud.

En contraste con la región metropolitana, donde la incidencia es mayor debido a la densidad poblacional, las elevadas cifras en la comarca revelan que el VIH golpea con fuerza a comunidades rurales y vulnerables, con oportunidades limitadas de diagnóstico temprano y atención médica, advirtieron especialistas.
Frente a esta situación crítica, la organización AIDS Healthcare Foundation (AHF), con el apoyo del Minsa, inauguró ayer, 2 de septiembre, un espacio en la comarca, como parte de un programa de alcance comunitario que tiene el propósito de cerrar brechas en la atención del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
Natasha Dormoi, coordinadora de AHF-Panamá, explicó que en el nuevo centro de coordinación se ofrecerán pruebas rápidas de detección, distribución gratuita de preservativos, consejería, capacitación y campañas de sensibilización comunitaria. “La clínica busca acercar los servicios de prevención y tratamiento a una población históricamente marginada, que no siempre logra llegar a los hospitales”, señaló.
Dormoi destacó, además, que la lucha contra el VIH en la comarca Ngäbe Buglé no puede darse únicamente desde el ámbito institucional. “La colaboración de la sociedad civil es fundamental. Grupos comunitarios, organizaciones locales y líderes tradicionales tienen un papel clave en promover la educación sexual y la prevención, así como en identificar casos de forma temprana para garantizar que las personas reciban tratamiento oportuno”, recalcó.


