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‘Decreto berenjena’ de Mizrachi: ¿turismo o descontrol nocturno en el Casco Antiguo?

El decreto emitido por el alcalde Mayer Mizrachi amplía los horarios nocturnos en el Casco Antiguo, generando debate sobre su impacto en el turismo y la seguridad. Residentes temen que esta medida fomente el descontrol nocturno y afecte la tranquilidad del área histórica.

CASCO ANTIGUO El Casco Antiguo sigue siendo un lugar emblemático, repleto de oportunidades culturales, sociales y económicas. Alexander Arosemena (ALEXANDER AROSEMENA)

La reciente ampliación de horarios para actividades nocturnas en el Casco Antiguo y Amador, implementada mediante el Decreto Alcaldicio No. 12 del 23 de diciembre de 2024, conocido como “berenjena”, ha generado preocupación entre los residentes y miembros de la Asociación de Vecinos y Amigos del Casco Antiguo (Avaca). Aunque el decreto mantiene las disposiciones sobre el control de ruido, surge una inquietud fundamental: ¿se aplicarán estas normas de manera efectiva?

Octavio Del Moral, miembro de Avaca, advirtió que, más allá del problema del ruido, la ampliación de horarios podría fomentar un tipo de turismo que los residentes consideran perjudicial para el país.

“Con este horario tan amplio, se está promoviendo un turismo de borracheras y festejos casi ilimitados. Esto puede degenerar en un turismo de prostitución, como ha ocurrido en otros países”, señaló, aludiendo a la situación en Cartagena de Indias, Colombia, donde la falta de control ha derivado en el deterioro de la zona.

El presidente de la República, José Raúl Mulino, expresó recientemente su oposición a atraer turistas que distorsionen la esencia de Panamá. “Queremos un turismo familiar, de museos, de compras; no uno que desvirtúe la esencia del Casco”, afirmó, alineándose con las preocupaciones de los residentes.

Rechazó la idea de convertir las áreas turísticas en cantinas que operen 24 horas. “La atracción turística hacia Panamá no depende de eso. A mí el turista borracho no me interesa; si es así, que vaya para otro lado. No me hace ningún sentido”, afirmó Mulino, agregando que “está comprobado técnicamente que, a mayor cantidad de horas de ingesta de alcohol, mayores son los problemas en materia de seguridad”.

Los habitantes enfatizan que el Casco Antiguo no es solo un destino turístico, sino una comunidad donde más del 80% de la población es residente. “Esto no es solo comercio y discotecas; la mayoría de los edificios están diseñados para residencias. Se lo dijimos al alcalde cuando asumió el cargo, pero parece que no lo entendió”, recalcó Del Moral.

En una reunión con el alcalde, celebrada en julio, los vecinos reiteraron que el Casco Antiguo es, ante todo, una comunidad residencial, un aspecto que consideran crucial para evitar el deterioro de la zona.

Otro punto de crítica es la falta de coordinación entre la Alcaldía y la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP). Los residentes insisten en la necesidad de una política turística uniforme para el área. “El alcalde hace una cosa y la ATP otra. No puede ser. Necesitamos una estrategia coherente”, destacó uno de los vecinos.

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El reto de mantener la armonía

El Casco Antiguo de Panamá, reconocido por su combinación de residentes, comercios, hoteles y monumentos históricos, enfrenta el reto de mantener la armonía en su desarrollo y la sostenibilidad de sus actividades económicas. Este emblemático sitio, limitado en espacio pero rico en diversidad, requiere un equilibrio delicado en el uso de sus áreas y un respeto mutuo entre sus habitantes y visitantes.

Desde la Coalición Comunitaria del Centro Histórico (CCC), se ha instado a las autoridades a reforzar la fiscalización de las normas vigentes, especialmente las relacionadas con el ruido. Fernando Díaz Jaramillo, director ejecutivo de la CCC, subrayó la importancia de preservar la zona de silencio establecida por el Acuerdo Municipal, que abarca desde la Plaza de Francia hasta la Calle 5ta. Según Díaz Jaramillo, esta normativa debe ser un pilar en las nuevas medidas para proteger tanto la tranquilidad de los residentes como el atractivo histórico del área.

La CCC también ha manifestado su disposición a colaborar con las autoridades y mantener una comunicación fluida con los residentes para atender sus inquietudes. Además, han iniciado diálogos con comercios interesados en contribuir, incluyendo la implementación de medidas de seguridad desde el sector privado que permitan fomentar un entorno favorable al desarrollo económico sin perjudicar a los vecinos ni a los visitantes del Casco Antiguo.

Un tema adicional señalado por la CCC es la urgencia de reforzar el cumplimiento de las leyes para evitar que problemáticas menores escalen hacia delitos mayores. Aunque la inversión formal ha ayudado a prevenir problemas como la prostitución, persisten amenazas que requieren atención inmediata. Entre ellas destacan los “bien cuidados”, la venta ambulante ilegal y la indigencia, factores que, según la CCC, podrían convertirse en fachada para actividades ilícitas como el tráfico de drogas y los robos.

Por ello, Díaz Jaramillo hizo un llamado a todas las instituciones y fuerzas de seguridad con jurisdicción en el área para garantizar el cumplimiento de la ley. Mantener el orden es esencial no solo para proteger a los residentes y visitantes, sino también para asegurar el éxito de las iniciativas que buscan estimular actividades económicas legítimas en este espacio histórico.

A juicio del representante del CCC, el Casco Antiguo sigue siendo un lugar emblemático, repleto de oportunidades culturales, sociales y económicas. Sin embargo, su sostenibilidad depende del compromiso conjunto de autoridades, residentes, comerciantes y visitantes. Solo con un enfoque equilibrado y la correcta aplicación de las normas será posible preservar este tesoro panameño y garantizar su desarrollo a largo plazo.

De ley de zanahoria a decreto berenjena

El alcalde Mayer Mizrachi anunció en la red social X que esta disposición reemplazará a la conocida “ley zanahoria” y ahora será denominada “ley berenjena”. Mizrachi afirmó que la medida busca incentivar el turismo, similar a lo que ocurre en ciudades como Medellín, Colombia. “Vamos a potenciar el turismo nocturno de Panamá con el Decreto Berenjena”, publicó en su cuenta oficial.

No obstante, el decreto podría enfrentar objeciones legales. El decreto establece que la regulación de horarios para establecimientos nocturnos es una potestad de los gobernadores de provincia. Este decreto fija horarios distintos, limitando la operación de estos comercios hasta las 2:00 a.m. de domingo a miércoles y hasta las 3:00 a.m. de jueves a sábado.

Además, los críticos de esta medida han señalado que extender los horarios en sectores como el Casco Antiguo y Amador podría incrementar los costos en seguridad. “Distritos convertidos en cantinas no hacen más que obligar a gastar más dinero en vigilancia y control”, comentó un opositor a la iniciativa.