Desde su asilo en Colombia, Ricardo Martinelli amaneció este domingo 13 de julio como narrador de su propia desaparición del cuadrilátero político. Desde su cuenta oficial en X, compartió un texto que, bajo la metáfora de un Royal Rumble de lucha libre, consagra la victoria total de José Raúl Mulino en su primer año de gobierno.
La publicación, más que un análisis, es una crónica del desplazamiento: una lista ordenada de logros que no solo lo excluye, sino que lo retrata como uno más de los que fueron “sacados del ring”.
El ganador del Royal Rumble: el primer año de Mulino
— Ricardo Martinelli (@rmartinelli) July 13, 2025
Por más que escucho –y con razón– los lamentos sobre el estancamiento económico, el aumento del desempleo o la caída en las encuestas es imposible ignorar un hecho ineludible: en el terreno político, José Raúl Mulino ha salido…
Mulino, el último hombre en pie
En el texto difundido por Martinelli, el primer año del gobierno de Mulino es presentado como una consolidación total del poder. Se destaca que designó a su gabinete sin negociar con aliados ni responder a cuotas partidarias. Al contrario, dice que desarticuló estructuras políticas internas como su propio partido, Realizando Metas (RM), y logró nombramientos clave, como el del contralor, sin enfrentar mayores resistencias.

Cuando tomó posesión el 1 de julio de 2024, Mulino armó un gabinete, en su mayoría, con figuras externas a RM, varias llegaron del sector privado. Entre ellas: José Ramón Icaza, expresidente de la Cámara de Comercio, designado ministro del Canal; Jaime Jované e Iván de Ycaza, ambos expresidentes de la Cámara Panameña de la Industria de la Construcción, a cargo del Ministerio de Vivienda y del viceministerio de Obras Públicas, respectivamente; y Felipe Chapman, expresidente de la Bolsa de Valores, quien asumió como ministro de Economía y Finanzas.

A este último incluso se le dedica una línea con carga irónica: “Sobrevivió, políticamente ileso, al papelón presupuestario de su ‘súper ministro de economía’, como si nada”.
Chapman fue duramente criticado en la Asamblea por presentar un anteproyecto de presupuesto para 2025 considerado “improvisado” y “sin planificación”. El ministro se defendió con el argumento de que heredó de la administración de Laurentino Cortizo un documento incompatible con la visión fiscal y económica del nuevo gobierno, por lo que optaron por rehacerlo desde cero.
Por esos días, Chapman incluso habló de “goles” en el presupuesto.
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El desarme del círculo martinellista
El texto también alude a una de las movidas políticas más simbólicas del último año: “Hizo caer al ‘Amigo Fiel’, Camacho, de la presidencia de la Asamblea, y desactivó cualquier influencia visible de Marta Linares”.
Luis Eduardo Camacho, diputado de RM y figura leal a Martinelli, era el favorito del partido oficialista para presidir la Asamblea. Sin embargo, previo al 1 de julio de 2024, fue desplazado por Dana Castañeda, diputada considerada cercana a Mulino.
Ese cambio de fichas marcó el inicio de una nueva correlación de fuerzas.

Paralelamente, Marta Linares de Martinelli, quien había tenido presencia activa en campañas y eventos del partido, desapareció de la agenda pública sin mayores explicaciones.
“Designó al contralor que quería”, continúa el escrito. Anel Bolo Flores fue ratificado en agosto de 2024 por una Asamblea entonces dominada por RM, aunque con el respaldo implícito de una nueva mayoría más funcional al Ejecutivo que a su partido de origen.
Decisiones impopulares
La publicación también enumera una serie de decisiones con alto costo político y social: el retiro del bono solidario, la eliminación de programas e instituciones públicas como el BDA y el Ministerio de la Mujer, y la reforma a la ley del Seguro Social, no como debilidades, sino como prueba de fortaleza.
Para el autor, Mulino gobierna sin frenos ni necesidad de consensuar. Su estilo no es conciliador, pero tampoco ha generado consecuencias políticas directas.
Y Martinelli hasta valida, sin rodeos, lo impensable hace apenas unos meses: “Resistió el asedio de Martinelli desde la embajada de Nicaragua y terminó empujándolo, simbólicamente, al exilio”.
La frase no solo acepta que Mulino logró zafarse de la tutela de su padrino político, sino que parece marcar un quiebre definitivo. El expresidente, que alguna vez creyó que gobernaría desde las sombras, es descrito aquí como un obstáculo vencido, un actor desplazado por el mismo sistema que ayudó a construir.
En febrero pasado, durante el debate final del proyecto que dio origen a la hoy Ley 462 sobre seguridad social, Martinelli, aún atrincherado en la embajada nicaragüense, azuzó las protestas de gremios y sindicatos contra la norma. Aquel intento de reaparecer como figura de presión fue, al final, inútil.
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La desactivación del poder social
La publicación también repasa cómo el gobierno desarticuló a sectores que históricamente han tenido capacidad de presión social y callejera:
“Neutralizó y eliminó al, hasta hace poco, invencible SUNTRACS”: sus principales dirigentes están hoy tras las rejas, enfrentando cargos graves, y el sindicato ha perdido capacidad de movilización.
“Derrotó —aunque al precio de más de 5,000 empleos perdidos— al sindicato bananero”: sus líderes también están encarcelados y las huelgas que protagonizaron no lograron revertir despidos ni condiciones laborales.
“Y doblegó a los gremios magisteriales sin pagarles”: luego de 80 días de paro, los educadores firmaron un acuerdo para volver a clases sin recuperar los salarios descontados. Un cierre que algunos perciben como humillante para los gremios.
El 1 de julio
En el texto también se hace referencia al 1 de julio, día en que su abogada, Shirley Castañeda, fue derrotada en la elección por la presidencia de la Asamblea. El diputado panameñista Jorge Herrera se impuso gracias a una alianza coyuntural que reunió los votos del Partido Panameñista, Vamos, Cambio Democrático, Seguimos y el Partido Popular.

“Incluso cuando parecía que Ricardo Martinelli podía resurgir a través del control de la Asamblea, usó a Vamos como peón para disfrazar como derrota, otra victoria más sobre su exaliado“, se lee, una frase que, leída desde la cuenta del propio Martinelli, confirma que ya ni la Asamblea, ni el partido que fundó, ni el gobierno que impulsó, le pertenecen.
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El poder ya no le pertenece
En el texto, Martinelli apenas es mencionado como un “patrocinador político” inicial, cuyo rol se esfuma tan pronto Mulino “cruza la cuerda del cuadrilátero”. Y al compartir el escrito, Martinelli parece aceptar esta hipótesis sin matices ni aclaraciones.
Es como si admitiera que el poder ya no le pertenece. El otrora arquitecto de candidaturas, pactos y estructuras partidistas, hoy se limita a compartir análisis desde el exilio, sin posibilidad real de intervenir en la escena nacional.
Mulino gobierna, y él está en Colombia, asilado para evadir la condena a más de 10 años de prisión por el caso New Business, luego de que su propio pupilo, como dice el texto, terminara empujándolo, simbólicamente, al exilio.
La publicación también ha generado reacciones. El diputado Ernesto Cedeño escribió en X lo siguiente: “Lo abajo descrito merece un profundo análisis por parte de analistas reconocidos e imparciales que pudieran reaccionar. Hay temas que yo desconocía, otros no los comparto, pero es interesante el ejercicio de la libertad de expresión”.
Lo abajo descrito, merece un profundo análisis por parte de analistas reconocidos e imparciales que pudieran reaccionar. Hay temas que yo desconocía, otros no los comparto, pero es interesente el ejercicio de la libertad de expresión. https://t.co/uSCFqGzs13
— ERNESTO CEDEÑO A. (@ernestocedeno) July 13, 2025
El debate está abierto, y las preguntas que plantea este texto apenas comienzan a tomar forma en la agenda pública.