Con la Serie Mundial favoreciendo a los Azulejos de Toronto 3-2, ambos equipos se trasladaron a Toronto, Canadá, sede de los Azulejos, para jugar los últimos dos juegos de la serie. Es necesario aclarar que, de estos dos últimos juegos, los canadienses solamente necesitaban ganar uno, pues el ganador de la serie requería cuatro triunfos y los de Toronto ya tenían tres victorias. Por otro lado, los Dodgers necesitaban ganar ambos partidos en Toronto para llevarse la serie.
Todo parecía indicar que, según los resultados hasta ese momento, Toronto no tendría ningún problema en ganar la serie, pues si no ganaban el sexto juego, programado para el 31 de octubre, podrían hacerlo en el séptimo, a jugarse el 1 de noviembre. Pero, mis estimados lectores, en béisbol no hay nada escrito y lo menos esperado siempre puede suceder.
Una vez en Toronto, se dio inicio al sexto juego, que se convirtió en un duelo de lanzadores entre el derecho Yoshinobu Yamamoto por los Dodgers y Kevin Gausman por los Blue Jays. A pesar de que Gausman, en seis entradas, solo permitió tres imparables, tres carreras y ponchó a ocho, cargó con la derrota, pues Yamamoto, el ganador del partido, permitió cinco imparables, pero solo una carrera y ponchó a seis. Fue un juego emocionante de principio a fin, pero los Dodgers se impusieron gracias a su efectividad, bateo oportuno y extraordinaria defensa, que cortó las aspiraciones de los Blue Jays. Ambos equipos anotaron todas sus carreras en el tercer episodio, destacándose Mookie Betts, por los Dodgers, quien bateó de 3-1 con dos impulsadas. Por los Blue Jays, su única carrera fue anotada por el jardinero derecho Addison Barger, quien había conectado un doble y fue impulsado por el bateador designado, George Springer.
En medio de ansiedades, nervios, tensiones y todo tipo de sentimientos, los Blue Jays y sus seguidores abarrotaron el Rogers Centre, casa del equipo, con la esperanza de que sus muchachos ganaran el último juego de la serie y, con ese triunfo, se coronaran como los campeones del mejor béisbol del universo.
Las cosas fueron diferentes para los Blue Jays, y una vez más los Dodgers lograron apoderarse de la corona. Lo hicieron de forma impresionante, pues conectaron cuadrangulares en los momentos en que más los necesitaban. Recordemos que los canadienses tomaron ventaja con tres carreras en el tercer episodio, gracias a un cuadrangular de Bo Bichette con dos en base. Luego, los de Toronto hicieron una carrera más en el sexto episodio, y eso fue todo para ellos. Mientras tanto, los Dodgers supieron conectar tres cuadrangulares (uno de Max Muncy, uno de Miguel Rojas y uno de Will Smith, que decidió el partido).
Fue una serie muy disputada que mantuvo a los seguidores de ambos equipos al máximo nivel de atención por todo lo que sucedía en el estadio donde jugaban.
Mi opinión siempre fue: “Mi corazón con los Blue Jays y mi bolsillo con los Dodgers”. Esto se basaba en que los Blue Jays habían sido extraordinarios en la temporada regular y la postemporada, hasta que inició la Serie Mundial. La actuación de los Dodgers ante un equipo agresivo y bateador como los Blue Jays fue extraordinaria. La actuación de Shohei Ohtani y de Yoshinobu Yamamoto fue fundamental en el triunfo de los californianos, especialmente la de Yamamoto, quien ganó tres de los cuatro partidos conquistados por su equipo. Yamamoto no solo ganó tres juegos, sino que fue distinguido como el Más Valioso de la Serie (MVP). Yamamoto terminó con una efectividad de 1.45.
Los Dodgers tienen un gran equipo y podrían seguir ganando series, pero no deben descuidarse, pues sus competidores se preparan para destronarlos, y lo hacen en serio.



