El caso del marino panameño y la nave busca tesoros retenida en Venezuela por presunto espionaje

El caso del marino panameño y la nave busca tesoros retenida en Venezuela por presunto espionaje
La embarcación Guaiquerí N35

Como si se tratara de una película de misterio, esta saga comenzó con el zarpe desde el puerto Las Palmas, en Gran Canaria, de la embarcación Guaiquerí N35, de color gris y bandera panameña.

Cruzó el Atlántico en busca de reliquias de la Segunda Guerra Mundial en las profundidades del mar. Era una expedición dirigida por el periodista investigador Miguel Moreno Dapena, y entre su tripulación figuraba un panameño, de quien su familia desconoce su actual condición.

Para hacer la travesía, la N35 —calificada por la prensa española como una chatarrera del mar— contaba con un hombre clave, no para mirar el horizonte, sino el corazón de la nave: el panameño, Olmedo Javier Núñez Peñalba. Era él quien se encargaba de darle mantenimiento a los motores y las máquinas de la embarcación para que funcionara adecuadamente. Con su experticia, llegaron a las cercanías de las aguas económicas venezolanas, donde, el pasado 11 de junio, fueron detenidos por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que los había seguido durante 12 días.

La aventura de la N35 y de su tripulación de múltiples nacionalidades, buscadores de historias sumergidas en las penumbras saladas del océano, se convirtió en una tormenta de sospechas e incertidumbre. Luego de la detención, los familiares del panameño aseguran que no han sabido de él por más de una semana. Narran que al principio tuvieron comunicación con Olmedo Javier, pero luego nada, como un mar silencioso. La preocupación ha aumentado porque la prensa española asegura que Moreno fue detenido el pasado 3 de julio.

La esposa del marino panameño, Milagro Vergara, indicó que se dirigió, junto a su suegra, al Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá y trató también de conseguir orientación de la Autoridad Marítima. Incluso chateó con personal neerlandés vinculado a la nave. Ellos tampoco tienen mayor información. En el buque viajaban nueve personas de diferentes nacionalidades.

Una información publicada por la televisión oficial de Venezuela confirmó que la embarcación fue tomada en custodia preventiva, tras un seguimiento de casi dos semanas, y llevada al puerto de Guamache, en isla Margarita. En la narración oficial se explica que, de acuerdo con la información dada por los oficiales de la nave, esta no contaba con los permisos para realizar las tareas que estaba ejecutando en la Zona Económica Exclusiva marítima de Venezuela. Esta región está próxima al Delta Amacuro y es una zona que está en disputa con Guyana.

La madre del panameño, Ruth Peñalba, también está consternada, al igual que su esposa, quien ha dicho que no sabe qué hacer, puesto que no hay embajada de Panamá en Venezuela. Tratan de entender la complejidad diplomática en la que ha quedado la N35 y en ella, Olmedo Javier, quien ya había hecho otro viaje con la embarcación.

El caso del marino panameño y la nave busca tesoros retenida en Venezuela por presunto espionaje
Olmedo Javier Núñez Peñalba, miembro de la tripulación y encargado del mantenimiento de las máquinas del barco.

Medios españoles han reseñado anteriormente las expediciones arqueológicas subacuáticas de la N35, con su capitán empeñado en localizar reliquias del pasado bélico: fragmentos de historia.

Tras conversar con Milagro, buscamos mayor información de la nave y nos encontramos con las fotos de la embarcación, una Offshore Supply Vessel. Más allá de sus robustas medidas —eslora: 81 m; manga: 18 m; calado: 4 m; peso muerto: 2,490 toneladas; bruto: 2,597 toneladas; potencia de su maquinaria: 8,320 bhp— lo que nos llamó la atención fue su color y nomenclatura. Tiene un color gris que puede camuflarse fácilmente en la neblina, y su curiosa designación naval N35, cual si fuera un código. Suponemos que esto bastaría para que, en aguas hiper vigiladas, llamara la atención de los costeros venezolanos.

A Moreno se le ha llamado en la prensa española “el Indiana Jones de los mares”. La ruta de este periodista aventurero y amante de la historia se ha cruzado con la del panameño Olmedo Javier y el bonito buque con su poderosa personalidad, que parece salido de una novela de aventuras. Todos, los nueve, están atrapados ahora en un capítulo de tensiones y sospechas de espionaje. Las mujeres panameñas esperan que la crónica llegue a puerto seguro.

Para Milagro y su suegra, hoy el mayor tesoro bajo el mar es el regreso de Olmedo Javier, ese profesional como tantos en Panamá, encargado de proteger el alma de los barcos para los que trabaja. Ellas esperan su regreso, para que juntos sigan narrando historias. No ya las que están sumergidas en el mar, ni las que han quedado enredadas ahora en las tensiones geopolíticas, sino las sencillas, las del pueblo y su humilde familia.


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