El subdirector nacional de Seguridad, Prevención e Investigación de Incendios del Cuerpo de Bomberos de Panamá, subteniente Aldo Alberola, confirmó que las investigaciones por la explosión ocurrida recientemente en un edificio residencial de El Bosque —que dejó dos personas gravemente heridas y una fallecida— se centran en entrevistas a testigos y en la inspección técnica del sistema de gas.
Alberola explicó que, en el sitio, junto a personal del Ministerio Público, se recopilaron evidencias fotográficas y pruebas físicas para determinar las causas del siniestro.
“Ahorita mismo estamos en la recopilación de datos mediante entrevistas a las diferentes personas que estaban al momento del suceso”, señaló en entrevista a La Prensa.
El oficial aclaró que las instalaciones de gas en edificaciones se rigen por el reglamento nacional de gas licuado de petróleo vigente desde 2016, además de las normas internacionales de la NFPA 54 y 58, en sus últimas ediciones en español (2024). Estas regulaciones detallan los estándares técnicos que deben cumplirse desde la construcción hasta la operación del sistema.
La principal causa: intervención de personal sin idoneidad
Consultado sobre el cumplimiento actual de las normas, Alberola indicó que, en la mayoría de los casos atendidos, los incidentes se deben a intervenciones de personas no calificadas.
“Muchas veces los sucesos con gas se deben más a la manipulación por personal no idóneo, no tanto a la parte constructiva”, enfatizó.
Recordó que solo técnicos certificados por la Junta Técnica y acreditados ante el Cuerpo de Bomberos —con licencias tipo A o B según corresponda— pueden instalar o intervenir estos sistemas.
Pruebas obligatorias cada tres años
Las pruebas de hermeticidad, que verifican si hay fugas en el sistema, deben realizarse durante la construcción del edificio y renovarse cada tres años, o inmediatamente en caso de sospecha de fuga.
Recomendaciones ante olor a gas
Alberola advirtió que el gas es inodoro, y que el olor que percibe la población proviene del mercaptano de etilo, un aditivo con olor similar a cebolla podrida o basura.
Ante cualquier sospecha, recomendó:
Ventilar de inmediato abriendo puertas y ventanas.
Abandonar el área y avisar a los demás ocupantes.
No accionar interruptores eléctricos.
Llamar al 103 (Bomberos) o 911.
“Lo barato sale caro”, reiteró al recordar que muchas emergencias podrían evitarse si los ciudadanos contrataran únicamente a profesionales certificados.


