La calificadora Moody’s Ratings mantuvo la perspectiva estable para el sistema bancario panameño, a pesar de un entorno global desafiante marcado por tasas de interés elevadas, incertidumbre en el comercio internacional y presiones fiscales internas.
En el reciente evento Moody’s Inside LatAm Panamá 2025 que se realizó en el país, Rodrigo Marimón, analista de Instituciones Financieras de Moody’s Ratings, comentó que la banca local conserva “una capitalización robusta, rentabilidad resiliente y un acceso sólido a financiamiento de mercado”, lo que la diferencia de otros sistemas regionales donde la perspectiva es negativa, como México y Colombia.
“El sistema bancario panameño tiene una capitalización robusta, rentabilidad resiliente y acceso sólido a financiamiento de mercado”, destacó Marimón.
René Medrano, Gerente de Calificaciones de Moody’s Local Centroamérica, advirtió que la banca panameña enfrenta un doble frente de presiones: por un lado, las tasas internacionales altas que limitan la expansión del crédito y encarecen el fondeo; por otro, los desafíos internos derivados de la incertidumbre en el sector minero, las reformas de la Caja de Seguro Social y la situación del mercado inmobiliario por las hipotecas, factores que podrían ralentizar la dinámica crediticia y aumentar la cautela en nuevas inversiones. Aun así, destacó que Panamá mantiene ventajas estructurales frente a la región gracias a su condición de economía dolarizada, lo que fortalece la confianza de depositantes y acreedores internacionales.
El ejecutivo subrayó además la creciente importancia del crédito internacional dentro del sistema bancario panameño: hoy representa cerca del 30% del total, frente al 21% registrado hace cinco años, lo que refleja la capacidad del país para compensar la debilidad de la demanda doméstica con operaciones transfronterizas. De cara al futuro, Medrano anticipó un escenario de mayor consolidación bancaria, donde las fusiones y adquisiciones se conviertan en una estrategia clave para ganar escala, eficiencia y competitividad, en un mercado cada vez más exigente y observado por grupos financieros regionales.
“En Panamá veremos más fusiones y adquisiciones; la escala es clave. Los bancos pequeños se beneficiarán integrándose y los grupos regionales tienen al país en su radar”, resaltó Medrano.
La mirada de los banqueros panameños
Para Aimeé Sentmat de Grimaldo, presidenta de Banistmo, el reto inmediato es gestionar la compresión de márgenes: “El costo de los fondos ha crecido más rápido que la capacidad de repricing de las carteras. Eso nos obliga a diversificar fuentes de fondeo, apalancar la tecnología y reducir dependencia de intereses, potenciando negocios como seguros y pagos”.
Sentmat también advirtió sobre el contexto social: “La informalidad ronda el 50%, el desempleo sigue en 8% y los hogares tienen un endeudamiento del 44%. Ese entorno limita la libertad de acción de la banca”.
La banquera identificó oportunidades clave hacia 2026 en turismo, agricultura, logística y agua, innovación en capital humano y acceso digital al financiamiento de pymes, sectores que podrían dinamizar el crédito y el crecimiento económico. Sobre la ley de intereses preferenciales, celebró su aprobación reciente en la Asamblea, al considerarla fundamental para reactivar un segmento que históricamente ha impulsado tanto la estabilidad social como el desarrollo económico.
Por su parte, Javier Carrizo, gerente general del Banco Nacional de Panamá, defendió la resiliencia histórica del centro financiero panameño: “Hemos superado crisis globales siempre con altos niveles de liquidez, pese a no tener un banco central”. Carrizo subrayó que la dolarización desde 1904 sigue siendo uno de los principales atractivos para los inversionistas regionales y globales.
“Este centro financiero se distingue por mantener siempre un gran nivel de liquidez, incluso sin banco central, hemos pasado por crisis internacionales y seguimos sólidos”.
En cuanto a la seguridad social, celebró la reciente reforma legal, pues permitirá que la Caja del Seguro Social aporte liquidez al sistema a través de inversiones más rentables: “Un programa de titularización de hipotecas puede ser un win-win, generando mayor rendimiento para las pensiones y dinamizando el crédito en el país”.
Sobre la transformación digital, Carrizo recalcó que Panamá debe avanzar hacia la interoperabilidad de medios de pago y hacia los pagos transfronterizos en tiempo real: “No podemos mantener jardines cerrados si queremos llamarnos centro financiero moderno”.