Han pasado más de 15 días de protestas por el incremento del costo de la vida y el agotamiento de la población por el despilfarro de los fondos públicos en el país en medio de la pandemia.
Pero lo que pareciera haber empezado de una forma espontánea y legítima, con reclamos válidos, se ha desvirtuado y ha terminado con caos en las calles, violencia y arbitrariedades.
En una conversación con el economista Felipe Chapman queda claro que el costo que tendrá que asumir el país desde un punto de vista humano, económico y social excederá los beneficios que el Gobierno intenta dar. Aquí las razones.
La ciudadanía percibe la ausencia de liderazgo del presidente Laurentino Cortizo. ¿Cuál es su lectura de esto?

Hay un vacío político y creo que todos lo estamos viendo. Pareciera haber lo que técnicamente llaman una pérdida de legitimidad política para gobernar. La legitimidad política se trata del respeto a la autoridad, la confianza en la autoridad y la colaboración con la autoridad, y su capacidad de gobernar y de liderar el país. Mi preocupación es que eso se haya perdido y entonces nos está tocando a los ciudadanos empezar a llenar ese vacío... Es un desasosiego tremendo.
La Cámara de Comercio pidió la renuncia de la rectora de la Unachi [Etelvina de Bonagas]. ¿Pediría la renuncia de alguien más?
Me llama la atención, que en un buen gesto ante la ciudadanía y al propio Presidente de la República, el Consejo de Gabinete no haya ofrecido su renuncia. Y si lo ha hecho, pues no se ha hecho de conocimiento público. Eso es algo que típicamente ocurre en países democráticos, en situaciones de crisis extrema como la que estamos viviendo.
¿Cuál es su mirada económica y financiera de lo que está pasando en este momento?
El costo que tenemos que asumir desde un punto de vista humano, económico y social excederá los beneficios que se alcancen en forma de precios, alivio financiero o subsidios a los combustibles, a los alimentos, o a los medicamentos. Habrá mucha gente que perderá su trabajo. Micro, pequeñas y medianas empresas que van a quebrar, no van a aguantar esta crisis, así como les pasó a muchos en pandemia... Nada más miremos los productores del campo. La cantidad de dinero que han perdido con las cosechas que han tenido que botar. Vemos en televisión que se bota leche, que se botan hortalizas... Podemos protestar, pero podemos dejar a esa gente producir y vender sus productos.
Las propuestas de contención del gasto parecen palabras huecas cuando no se ha explicado punto por punto cómo se haría. Cuánto nos ahorraríamos en cada uno de esos segmentos que mencionan y el efecto absoluto en el presupuesto de gasto.
Mi recomendación sería que en la medida que se van alcanzando acuerdos, se defina el costo de esos acuerdos... Cuánto nos costará cada dólar que se subsidia, de dónde va a salir la plata, puntualmente qué se va a recortar para cubrir los alivios del combustible, medicina y alimentos.
La falta del detalle de esos planes es lo que finalmente hace que la gente no crea lo que se promete en temas de contención.
Si los ciudadanos no lo exigimos, la única forma de cubrir esos subsidios será por incremento de deuda, que nuevamente, lo pagamos todos los contribuyentes... Si el impuesto sobre la renta que pagamos los ciudadanos y las empresas no alcanza, entonces no le queda de otra al Gobierno que cubrir el saldo negativo con deuda, que cada día es más cara.
Hace un año, la deuda, sobre todo la de largo plazo, le costaba 4% al Estado panameño. Hoy cuesta 6%, solamente con el incremento de la tasa de interés en el mercado internacional al día de hoy. A eso añádale la incertidumbre del riesgo político, económico y social que está creando la anarquía en el país.
Hay quienes dicen que el ministro de Economía debería estar sentado en la mesa de diálogo... Pero el ministro Héctor Alexander parece ser el gran ausente en el debate nacional.
Coincido con esa apreciación, que debería estar sentado en la mesa, o alguien que pueda calcular los acuerdos que se van alcanzando, para determinar cómo el país lo va a financiar y de dónde se van a recortar los gastos corrientes, salarios, puestos de asesores... determinar de dónde saldrá el dinero.
Pero hablando de ausentes, en realidad la percepción es que la ausencia es total. Estamos viendo a algunos viceministros que dan entrevistas, pero más allá de ellos hay ausencia.
De la Asamblea Nacional tampoco, silencio total. La única participación en las redes son discursos incendiarios. No hay nadie que esté ayudando propositivamente a salir de la crisis.

