Ernesto Arturo Agard, integrante de la generación más exitosa en la historia del baloncesto panameño, falleció este lunes 8 de julio de 2025 a los 88 años de edad.
Su trayectoria, aunque menos recordada públicamente que la de compañeros como Davis Peralta, Pedro ‘El Mago’ Rivas o Julio Osorio, forma parte integral de una era irrepetible para el deporte nacional: la que llevó a Panamá al podio panamericano y a los únicos Juegos Olímpicos disputados por un equipo colectivo del país.
Buena parte de la vida de Agard quedó registrada en 2010 en el blog The Silver People Heritage Foundation, que recoge memorias de figuras afroantillanas en Panamá. El perfil, publicado en inglés y basado en relatos del propio Agard, ofrece detalles clave sobre su historia deportiva, sus raíces familiares, su participación en torneos internacionales y su paso por los Harlem Globetrotters.

Agard nació el 6 de julio de 1937 en Colón, fue el mayor de tres hijos de Maxine y Arturo Agard, panameños con ascendencia de Martinica y Barbados, cuyas familias habían llegado al Istmo por la construcción del Canal. Cursó estudios en el Instituto Nacional, Artes y Oficios y la Escuela Octavio Méndez Pereira, antes de comenzar una vida deportiva que lo llevaría por 26 países representando a Panamá.
Su incursión en el deporte competitivo comenzó en el béisbol en 1954, compartiendo equipo con figuras como Davis Peralta, quien también sería parte de la histórica selección de baloncesto.
En paralelo, Agard fue destacándose en el baloncesto, disciplina en la que alcanzaría el mayor reconocimiento. Con una estatura de 6 pies 5 pulgadas (1.96 metros), condiciones físicas admirables y notable disciplina, fue llamado a la selección nacional, en la que se mantuvo durante 15 años consecutivos, un logro poco común para la época.
Winnipeg 1967: el momento cumbre del baloncesto panameño
El mayor logro del baloncesto panameño —y uno de los más importantes en la historia del deporte colectivo en el país— llegó en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967. Aquel equipo, dirigido con inteligencia táctica y compuesto por jugadores como Agard, Rivas, Osorio, Peralta, Percival Blades y Rogelio ‘Yeyo’ González, logró la medalla de bronce. Esa hazaña sigue siendo el punto más alto alcanzado por la selección masculina de baloncesto y sirvió, además, para clasificar a los Juegos Olímpicos de México 1968.

Fue la primera y única vez que un equipo colectivo de Panamá clasificó a unos Juegos Olímpicos. En esa cita olímpica, Panamá terminó en la duodécima posición. Según el blog, Agard fue reconocido por su gran habilidad y presencia constante en la cancha.
Un Globetrotter panameño
En 1963, Agard fue invitado a unirse a los Harlem Globetrotters durante una gira por Sudamérica.
“En 56 días jugamos 53 partidos y solo perdimos uno”, recordaba con orgullo. Ese mismo año fue elegido Jugador Más Valioso de la selección panameña, consolidando su prestigio entre los atletas de élite del país.
Aunque su nombre no tuvo la proyección mediática de otras figuras de su generación, su recorrido fue amplio y sólido.
También fue campeón en los Juegos Bolivarianos de 1961 en Barranquilla, y ganó oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1970, venciendo a Cuba en el gimnasio Nuevo Panamá.

Agard no se limitó al baloncesto. También jugó voleibol entre 1955 y 1959 con el Club Santo Domingo, y formó parte de los equipos deportivos de la Policía de la Zona del Canal, cuerpo al que ingresó tras los sucesos del 9 de enero de 1964. Antes de eso, trabajó como estibador y como vigilante en las esclusas de Miraflores.
Dirigió y entrenó equipos femeninos de baloncesto, béisbol y tenis.
Tras los Juegos Olímpicos, recibió ofertas de becas universitarias en instituciones como la Universidad de Wisconsin y la Universidad de Puerto Rico en Ponce. Sin embargo, Agard prefirió no aceptarlas para seguir apoyando a sus compañeros en Panamá.
En 1973 se unió a la liga de veteranos, donde jugó hasta 1985. Luego, debido a la inestabilidad política del país, emigró a Estados Unidos.
Allí trabajó como guardia de seguridad en el edificio del Miami Herald y fue reconocido como oficial del año. También jugaba con estudiantes universitarios en Florida y asistía a todos los partidos del Miami Heat, siendo premiado por su lealtad como aficionado.
Ya jubilado, Agard regresó a Panamá, donde disfrutó sus últimos años con tranquilidad. Siempre se mantuvo firme en sus convicciones, recomendando a los jóvenes alejarse de las drogas y promover la disciplina.
“Hoy estoy mejor que ayer y mañana estaré mejor que hoy”, repetía como su filosofía de vida.